Inaugurada la plenaria del Consejo Pontificio de la cultura
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La apertura de los trabajos de la asamblea plenaria del Consejo Pontificio de la cultura, presidida por el cardenal Gianfranco Ravasi se ha dedicado este año a una propuesta menos canónica y más informal: las “culturas juveniles emergentes”. ¡Y entre sus participantes… un grupo de rock!
El cardenal Ravasi introdujo el tema de las nuevas generaciones, de la transmisión de la fe hacia los jóvenes, explicando que se trata de un tema esencial para la Iglesia y cómo este tema debe pasar a través de un diálogo y el reconocimiento de una sensibilidad distinta. El reto – según el purpurado – es la de colmar ese sentido de vacío o de abandono que los jóvenes sufren.
Este abandono puede interpretarse en clave positiva en cuanto que “la ausencia es también un elemento positivo, porque si bien es cierto que denota la falta de una persona, quiere decir que muestra también un sentido de nostalgia” que no es otra que el rostro de Cristo (San Francesco.org, 31 gennaio).
Para el cardenal Ravasi, el desafío es comprender la experiencia juvenil partiendo de la familiaridad que los jóvenes tienen con el lenguaje de la música, un lenguaje a la vez emotivo y expresivo: hace poco el purpurado admitió haber escuchado un CD de Amy Winehouse para poder experimentarlo.
A través de la Sagrada Escritura se encuentra una clave de lectura adecuada a un diálogo entre generaciones que quiera ser fecundo, subrayando la íntima vinculación entre jóvenes, música e intercambio de conocimientos: “Habla, anciano, porque te corresponde hacerlo, pero con discreción y sin interrumpir la música” (Eclesiástico 32, 3). La palabra del anciano (padre o educador) debe reflejar un mensaje fuerte, de sabiduría, pero no debe entrometerse ni romper la vitalidad creadora de los jóvenes y sus ganas de entusiasmo.
Precisamente de “entusiasmo y audacia”, The Sun (www.thesun.it), grupo de rock “cristiano” italiano liderado por Francesco Lorenzi, pudo transmitir su experiencia, al ser invitados a participar en la asamblea .
Lorenzi habló sobre la transformación que tuvo lugar en su corazón y en el de los demás componentes del grupo a partir de una profunda crisis de conciencia que tuvo lugar entre 2006 y 2007, en la cumbre de su éxito como profesionales del punk-rock comercial: “Sentimos una aridez cada vez mayor de las relaciones y del sentido de la vida, un nihilismo que se concretaba en un estilo de vida alocado y disgregador”.
Esta crisis y el encuentro con un sacerdote permitieron al grupo una nueva vida y una carrera que les ha llevado incluso a un contrato con la Sony y a convertirse en un punto de referencia por sus textos, que invitan a una mirada interior y a la búsqueda de la felicidad arraigada en el Bien y en el Amor: “yo soy distinto y escribo mis canciones de forma distinta·. Llamados por parroquias, comunidades, sacerdotes y catequistas, actuaron incluso en Belén en solidaridad con la cristiana de Tierra Santa.