Debate de altura en la Embajada de España ante la Santa Sede
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Creyentes y no creyentes están de acuerdo en afirmar que el diálogo entre la fe y la razón constituye la contribución que deja Benedicto XVI a la reflexión política y a la vida pública.
A esta conclusión han llegado un cardenal que pronto participará en la elección del nuevo Papa, Antonio Cañizares, el ministro del Interior de España, Jorge Fernández, y el antiguo primer ministro italiano, el socialista Giuliano Amato, que se considera agnóstico.
El debate tuvo lugar en la embajada de España ante la Santa Sede, que se convirtió en una especie de sede del Atrio de los Gentiles, espacio de encuentro entre creyentes y no creyentes, promovido por el Consejo Pontificio de la Cultura, por sugerencia del mismo Benedicto XVI.
El cardenal Cañizares consideró que el drama de nuestro tiempo es la visión de un hombre que rechaza la existencia de Dios.
“Si el hombre por sí solo, sin Dios, puede decidir lo que es bueno y lo que es malo, también puede disponer que un determinado grupo de seres humanos sea aniquilado”, añadió el hasta este jueves prefecto de la Congregación para el Culto Divino.
Por su parte, el ex primer ministro italiano Giuliano Amato respondió al cardenal Cañizares afirmando que Europa no puede ser reducida a la laicidad, según la visión francesa.
“Una cosa es la religión de Estado y otra es que la religión, con toda una serie de valores y principios, contribuya al bien de la sociedad”, afirmó el jurista.
Amato consideró que el laicismo francés está superado, pues no puede considerarse la religión como superstición, ni la sociedad sólo puede tener en cuenta las ciencias verificables.
De ese modo, la filosofía quedaría excluida de la reflexión pública, y al final la sociedad quedaría en manos de los economistas, con todos los riesgos que esto implica y que en estos años hemos sufrido.
Para Amato la verdadera laicidad ha quedado bien ilustrada por la colaboración entre la fe y la razón que presentaron en un debate público, en 2004, el cardenal Joseph Ratzinger y Jürgen Habermas, el filósofo alemán.
Amato considera que esta visión quedó después plasmada en el discurso que Benedicto XVI pronunció en Ratisbona para reivindicar el papel que el Logos, la razón, tiene en la religión (http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2006/september/documents/hf_ben-xvi_spe_20060912_university-regensburg_sp.html).
Jorge Fernández, que no esconde su fe católica, consideró que era providencial asistir en Roma a un debate en este día ligado al final del pontificado de Benedicto XVI.
Explicó que el modelo español prevé, en su Constitución, el estado aconfesional con cooperación. “En el Estado español ninguna religión tiene el carácter oficial, pero debe quedar claro que a ‘confesional’ no quiere decir ‘anticonfesional’. El estado es neutral para garantizar mejor las creencias o increencias”.
El ministro consideró que en España tienen lugar hoy violaciones de la libertad religiosa, incluso en el campo judicial.
Como ejemplo, citó la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid que consideró la campaña de insultos y escarnios contra el Papa, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud del sindicato anarquista Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), como justificada por la libertad de expresión.
Jorge Fernandez consideró que el relativismo, al que Benedicto XVI ha dedicado muchos esfuerzos para poder ser superado, no puede justificarse pues “si todo es relativo, también es relativo el que todo sea relativo”.