Concluyen hoy las congregaciones generales
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Comienza la espera en el verdadero sentido de la palabra: hoy por la mañana se celebró la última congregación general de los cardenales antes del conclave. Los Padres – 152 – han votado no celebrar otra congregación por la tarde porque estarán ocupados en los preparativos para trasladarse mañana por la mañana a la Domus Sanctae Marthae, donde se alojarán durante el conclave. En la décima congregación general ha habido 28 intervenciones, por lo que en total se pueden contar 161 en total.
El tema más recurrente durante la mañana ha sido el de as expectativas sobre el nuevo pontífice y, en consecuencia, sobre su perfil. Ha habido también una breve comunicación sobre el IOR, su naturaleza e inserción en el ámbito de los controles internacionales, por parte del cardenal Tarcisio Bertone, en calidad de presidente del Consejo de cardenales que vigila sobre este instituto bancario.
Diversas intervenciones, ha subrayado el portavoz de la sala de prensa vaticana, padre Federico Lombardi, han expresado “su satisfacción por el clima de intercambio vivido durante las congregaciones y la posibilidad de expresarse”.
Durante los trabajos, se ha sorteado a los miembros de la nueva congregación particular que seguirán en el cargo también para el inicio del conclave (si el conclave durara más de tres días, serán sorteados otros): Naguib (por el orden de los obispos); Ouellet (por el orden de los presbíteros) y Monterisi (por el orden de los diáconos).
En la tarde del lunes, desde las 17,30 en la Capilla Paulina, tendrá lugar el juramento del personal encargado de la logística, presidido por el Camarlengo Tarcisio Bertone. Son unas 90 personas que incluyen, entre otros, al secretario del Colegio cardenalicio, al maestro de las ceremonias litúrgicas pontificias, a los ceremonieros, a algunos religiosos para las confesiones, médicos y enfermeros para intervenir en caso de problemas de salud, encargados de los servicios técnicos de la Floreria vaticana, los conductores de los autobuses que hacen de puente entre la Domus y la Sixtina, y el personal de la seguridad y de la Domus.
El martes 12 será una jornada muy intensa para los cardenales. Después de trasladar sus efectos personales a la Sanctae Marthae, a las habitaciones que se les han asignado por sorteo, a las 10 de la mañana tendrán que estar preparados en la basílica de San Pedro para la solemne Misa pro eligendo romani pontifice, en la que concelebrarán también los cardenales no electores y a la que se puede acceder libremente.
Dado que hay ya unos 5.600 periodistas acreditados actualmente en Roma, su admisión a la Basílica será reducida por razones obvias.
El martes por la tarde, a las 16,30, los cardenales electores se encontrarán en la Capilla Paulina para la oración tras la cual empezará la procesión que, atravesando la Sala Regia, entrará en la Capilla Sixtina.
Les precederá la cruz con los candeleros, después los cantores, algunos prelados, el secretario del conclave (el cardenal maltés Grech, que ha quedado encargado de preparar la meditación a los electores, y finalmente los cardenales, en orden inverso al de precedencia: primero los del orden de los diáconos, es decir, Harvey y Versaldi, y por último el cardenal Re, del orden de los obispos, acompañado por monseñor Guido Marini, maestro de las ceremonias litúrgicas pontificias.
La procesión será acompañada por el canto de las letanías y por el solemne “Veni Creator Spiritus”.
Tras entrar en la Capilla Sixtina, los cardenales se dirigirán a sus asientos, donde encontrarán el Ordo Rituum Conclavis (que explica al detalle el rito del conclave), la constitución apostólica Universi Dominici Gregis y la liturgia de las Horas. El primer acto será el juramento.
El cardenal Re, que preside en ausencia del decano del colegio cardenalicio, Angelo Sodano, que no entra en el conclave porque ha cumplido los 80 años, leerá la larga fórmula introductoria en latín, terminada la cual cada cardenal, en orden de precedencia, se dirigirán al atril colocado en el centro de la Capilla con el evangeliario y pronunciarán el juramento tocando el Evangelio.
Cuando el último de los 115 electores pronuncie la fórmula “prometo, me obligo y juro. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano”, el maestro de las ceremonias litúrgicas pronunciará el fatídico “extra omnes”, “fuera todos”, que marcará la salida de la Capilla de todos aquellos que no sean electores, excepto el cardenal que debe dictar la meditación y el propio maestro de ceremonias.
Tras la meditación, los electores podrán proceder a la primera votación, y podremos esperar la primera fumata indicativa del estado de la elección del pontífice.
En 2005, en el conclave que llevó a la elección de Benedicto XVI, la primera fumata negra tuvo lugar a las 20,04. “Podemos esperar más o menos lo mismo también esta vez”, afirmó Lombardi.