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La casa de los cardenales durante el conclave

Una de las habitaciones de la Domus Sanctae Marthae

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Chiara Santomiero - publicado el 11/03/13
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Desde el martes 12 todos en la “Domus Sanctae Marthae”

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Ciento seis habitaciones dobles, veintidós individuales y un apartamento: esta será la disposición reservada a los cardenales durante el conclave que empieza mañana 12 de marzo.
 
Los purpurados residirán desde ese momento en la Domus Sanctae Marthae (Casa Santa Marta), junto a la Basílica de San Pedro, que la constitución apostólica Universi Dominici Gregis reserva para “uso exclusivo de los cardenales electores durante el conclave para la elección del Sumo Pontífice”.
 
La residencia, creada por voluntad de Juan Pablo II, se alza donde antes existían el Hospicio de Santa Marta y el Dispensario Pontificio de Santa Marta, hechos edificar por el papa León en 1891 para asistir a los enfermos de los barrios cercanos al Estado vaticano, y también para hacer frente a la epidemia de cólera que asolaba en esa época diversas ciudades italianas. Durante la Segunda Guerra Mundial aquí fueron acogidos también prófugos, judíos y embajadores de los países que habían roto relaciones diplomáticas con Italia.
 
Está establecido que las habitaciones se repartan por sorteo durante las últimas fases de las congregaciones generales para, explicó el portavoz de la sala de prensa vaticana padre Federico Lombardi, garantizar la objetividad de la asignación y la no preparación de contactos preferenciales entre los cardenales: ninguno de ellos elegirá a su compañero de habitación”.
 
El apartamento, en cambio, se reserva al nuevo pontífice, que se trasladará allí a la espera de que se quiten los sellos al apartamento pontificio del Palacio Apostólico y se prepare para su nuevo inquilino. Mientras que las habitaciones de los cardenales presentan dos zonas separadas para dormir y estudiar, el apartamento del nuevo elegido tiene también un saloncito para recibir visitas con sillones revestidos de terciopelo azul, que resalta contra los colores oscuros de los muebles de madera preciosa y el pavimento de parquet.
 
Este apartamento, en tiempos “normales” se reserva a los huéspedes de mayor categoría, mientras que la casa Santa Marta está abierta, “en espíritu de auténtica fraternidad sacerdotal” al personal eclesiástico al servicio en la Secretaría de Estado y en los demás dicasterios de la Curia romana, además de a los cardenales y obispos de paso en la Ciudad del Vaticano.
 
Pero en el momento de la sede vacante, todos los residentes deben dejar libre la Domus, que se reserva a los cardenales electores  y a quienes ya tienen una residencia en el Vaticano pero que, según la Universi Dominici Gregis, tienen que entrar a formar parte del conclave porque su presencia sea importante para el normal desarrollo de los trabajos: el secretario del colegio cardenalicio, el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, los ceremonieros, algunos religiosos de diversos idiomas disponibles para las confesiones, los encargados de servir la mesa y de la limpieza, y dos médicos para eventuales emergencias. Todas estas personas deben ser aprobadas por el cardenal camarlengo.
 
Desde la Casa Santa Marta, durante el conclave, los cardenales electores podrán dirigirse a la Capilla Sixtina a pie o con un autobús puesto a su disposición: a su alrededor se tomarán todas las medidas necesarias para asegurar la reserva de lo que está sucediendo bajo la mirada de los beatos y de los condenados del Juicio Universal de Miguel Ángel.
 
 

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