El franciscano defensor de los pobres y de los enfermos
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Como cardenales electores, reunidos en la Capilla Sixtina, ¿lo que ellos desean es alguien que no esté envuelto en las intrigas vaticanas y en los juegos de poder? ¿Podrían estar buscando a alguien que evita la parafernalia de la riqueza y el esplendor eclesiástico? ¿Podrían estar buscando a un Príncipe de la Iglesia que vive como mendigo? ¿Tomarían el riesgo de elegir a un pontífice de América del Norte? ¿Elegirían ellos a un hombre que tiene la reputación suficiente como para manejar la crisis de los abusos sexuales con firmeza y compasión por las víctimas? ¿Están buscando un buen comunicador que tenga experiencia en el mundo en desarrollo, listo y capaz de utilizar los nuevos medios para evangelizar la nueva generación?
Si ellos están buscando todo esto y más, el hombre de sus sueños podría ser Sean O'Malley, cardenal y arzobispo de Boston.
El Cardenal Sean(como le gusta llamarse) nació en Ohio y creció en Pennsylvania. Se unió a la orden de los Capuchinos en 1965 y estuvo en Chile como misionero por un corto periodo. Posteriormente, continuó sus estudios y se graduó de la Universidad Católica de América, con una Maestría en Educación Religiosa y un Doctorado en Literatura Española y Portuguesa. En 1973, comenzó a ministrar a los hispanos en el área de Washington, DC, iniciando una librería y un periódico español mientras trabajaba con los pobres.
En 1984, el Papa beato Juan Pablo II lo nombró Obispo Coadjutor de la Diócesis de St. Thomas, en las Islas Vírgenes. En este lugar se le recuerda por su trabajo con las personas sin hogar (algo que marcó también su ministerio en Boston) y la apertura de un albergue para los enfermos de SIDA.
A partir de ello, O'Malley fue elegido Obispo de Fall River, Massachussets, donde abordó con éxito el escándalo de abuso sexual. Diez años después, fue nominado Obispo de Palm Beach, a raíz de la renuncia del obispo anterior, por un escándalo de abuso. Un año más tarde, cuando los escándalos estallaron en Boston, el Vaticano aprovechó para designarlo arzobispo de la Arquidiócesis y pueda recoger los pedazos dejados por el cardenal Bernard Law, durante su cargo.
Su estilo de vida simple como franciscano, su conocimiento de la cultura y la lengua hispana, y su experiencia para administrar, hacen que O’Malley tenga notoriedad en los medios de comunicación italianos. John Allen, corresponsal en el Vaticano de la revista National Catholic Reporter cita algunos de los comentarios de la prensa: "La Agencia Periodística italiana publicó un artículo sobre los campeones de la Iglesia en la lucha contra abuso clerical, elogiando a O'Malley por haber restaurado la credibilidad de la Iglesia después de la ‘ huida’ a Roma de su predecesor, Bernard Law."
