Impactante viaje a los primeros siglos del cristianismo
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Desde su descubrimiento en la década de los 30, ningún Papa había bajado a las excavaciones. Lo hizo Francisco por primera vez ayer, en una visita privada de apenas 45 minutos, acompañado por el cardenal Angelo Comastri.
¿Qué bajó a ver el Papa? Entre los imponentes muros de la basílica vaticana actual, levantados sobre los restos de la basílica de Constantino, se conservan los restos del lugar donde efectivamente fue enterrado el primer Papa: un cementerio o necrópolis romana, destinado a libertos y esclavos, originalmente situado junto al circo de Nerón.
El cuerpo de Pedro fue sepultado de forma muy humilde, bajo tres tejas de barro, como se acostumbraba con los esclavos y ajusticiados. Al poco tiempo, los primeros cristianos, que siempre veneraron el lugar de la sepultura, levantaron sobre ella un trofeo. Sobre él, se elevó la basílica vaticana, de forma que los restos del apóstol se encuentran exactamente… bajo el gran altar de la confesión y el baldaquino de Bernini.
Visitar la necrópolis vaticana constituye un viaje impactante al pasado, al pequeño cementerio pagano donde reposan los restos de Pedro, milagrosamente conservados bajo toneladas de tierra. Amas de casa, trabajadores, niños pequeños, ancianos… inscripciones y bajorrelieves recuerdan la sencilla vida de muchos de ellos, que habrían pasado olvidados si no fuera por la cercanía de otro sencillo pescador de Galilea.
El Vaticano ofrece una visita virtual desde su página web: http://www.vatican.va/various/basiliche/necropoli/scavi_english.html