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El bulo de la profecía sobre Benedicto XVI y el Papa Francisco

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Roberta Sciamplicotti - publicado el 08/04/13
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Desmintiendo a “María de la Divina Misericordia”

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Durante el Viernes Santo circuló por Internet una presunta profecía de Jesucristo que afirma: “El reino en la Casa de Pedro (del Papa Francisco) está por terminar y pronto mi querido Papa Benedicto XVI guiará a los hijos de Dios a su lugar de exilio. Pedro, mi Apóstol, el fundador de la Iglesia en la Tierra, la guiará en los difíciles Últimos Días, mientras que mi Iglesia combatirá por su propia vida”.
 
Esta presunta profecía es una de las muchas atribuidas a una mujer irlandesa que se hace llamar “María de la Divina Misericordia” (“Maria Divine Mercy”). En Italia, su “Libro de la Verdad”, ha sido traducido y circula en distintos ambientes.
 
Según su web, es “una católica y romana, esposa y madre, de una joven familia que vive en Europa”. Comenzó, para su sorpresa, a recibir mensajes divinos el 9 de noviembre de 2010 y desea ser conocida como “María de la Divina Misericordia”, afirmando que es deseo de Jesús que permanezca en el anonimato para proteger su familia y evitar cualquier distracción de los mensajes. En una entrevista que circula en Youtube dice ser una mujer de negocios y habla con lo que parece un acento irlandés. Su página de Facebook tiene más de 17.000 seguidores.
 
“María de la Divina Misericordia” se presenta como el séptimo ángel o el séptimo mensajero del que habla el Apocalipsis y afirma que en diciembre de 2012 inició el periodo de la Gran Tribulación, que terminará en mayo 2016. En este periodo se revelará el Anticristo, precedido por el Falso Profeta, su aliado. El Anticristo y el Falso Profeta serán derrotados y se producirá la Segunda Venida de Jesucristo y el Milenio, el reino futuro del Señor que coincidirá no con el fin del mundo, sino con el inicio de un periodo que durará miles de años en el que Satanás no podrá tentar a los buenos (La Nuova Bussola Quotidiana, 3 de abril).
 
Utilizando también las profecías atribuidas al obispo medieval irlandés Malaquías de Armagh (1094-1148) – para los historiadores un bulo inventado en el siglo XVI para influenciar a los cardenales en cónclave durante el Renacimiento-, que prevén un número de futuros pontífices según el cual Francisco sería el último Papa antes del fin de los tiempos. “María” comenzó hace meses a prever que Benedicto XVI sería “expulsado del Vaticano” por un complot de los cardenales. A día de hoy afirma haber previsto la dimisión del Papa Ratzinger, pero en realidad, leyendo sus mensajes, nos podemos dar cuenta de que no previó lo que realmente sucedió, porque según ella Benedicto XVI era expulsado del Vaticano contra su voluntad y habría exhortado a los “buenos” a defender la Iglesia de los usurpadores. Todos sabemos cómo fueron las cosas.
 
El contenido de los mensajes de “María de la Divina Misericordia” la revela como una clásica forma de milenarismo, corriente que pretende conocer los detalles sobre como, y a menudo, cuando, será el fin de los tiempos. El Catecismo de la Iglesia Católica condena esta corriente como una “falsificación del reino futuro”, de quien los buenos fieles saben que no pueden conocer “ni el día ni la hora”, ni el modo. Abundan, por lo demás, motivos para no creer a las afirmaciones de la presunta vidente, empezando por el hecho de su anonimato, elemento que no concuerda con la tendencia de los verdaderos videntes, dispuestos a afrontar críticas y persecuciones por causa de sus visiones (National Catholic Register, 3 marzo).
 
“Después de todos los profetas y videntes de la historia que han hablado con personas que conocían su identidad, con ellos y con sus familias, que han afrontado las consecuencias de llevar el mensaje de Dios… ¿ahora Dios quiere que “el profeta del final de los tiempos” hable con total seguridad y anonimato, con la comodidad de su sala de estar, usando una conexión a Internet para mantener su propia privacidad?”.
 
Es, por tanto, una suerte que haya hablado de fechas porque así da a sus profecías una vida breve y la posibilidad de verificar su falsedad absoluta en un reducido lapso de tiempo.

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