Existe muchos mitos y desinformación sobre la comunidad de los Esenios y su papel en la vida y en la formación de Jesús.
Eran una comunidad como otras en el variado panorama de las escuelas político-filosóficas en el judaísmo antiguo, pero no una secta de tipo esotérico.
Nos ayuda a aclarar este tema el profesor Simone Paganini, que además de participar en el Festival Bíblico de Vicenza, ha publicado un libro con este tema, Qumran, las ruinas de la luna, de los Dehonianos.
Entrevistado telefónicamente en Aquisgrán , donde es profesor de hebreo, arameo, exégesis del Antiguo y del Nuevo Testamento y judaísmo antiguo en la universidad local , el profesor Paganini nos habla de una realidad más concreta y, por tanto, más interesante.
Nosotros les conocemos sobre todo gracias a la historiografía de Flavio Josefo que se ocupa de restituir una imagen del judaísmo a caballo entre el primer siglo antes de Cristo y el primero después de este.
Él divide la sociedad judía en tres grandes escuelas filosófico-culturales: Los Fariseos, los Saduceos y los Esenios.
Flavio Josefo los describe como judíos creyentes que viven en comunidad, dedicados al estudio de las Escrituras, pero también de la medicina y de otras ciencias, algunos casados, otros no y por tanto no la definiremos como una “comunidad monástica”.
Lo más interesante es la exclusividad de la fuente, solo Flavio Josefo nos habla de ellos, pero no los Evangelios, al menos no con esa definición.
A partir de 1946 se encuentran en 22 grutas del desierto judío, muy cerca del antiguo asentamiento de Qumran, los llamados “manuscritos del Mar Muerto”.
En algunas de estas obras se describe una comunidad con características similares a las enunciadas por Flavio con respecto a los Esenios.
La comunidad científica de los años ’50 y ’60 comenzó a pensar que podía existir una correlación entre el grupo descrito en los manuscritos –identificado enseguida, pero seguramente de forma equivocada, con los habitantes de Qumran- y el grupo descrito por Flavio Josefo.
Hoy, gracias a la profundización de la investigación, se tiene una visión más completa y diferenciada que pone en discusión esta teoría que parecía ser un dato probado.
Sintéticamente podemos afirmar que en Qumran no vivían solo los Esenios por tres motivos:
1) Los manuscritos no hablan solo de un único grupo, el corpus literario es muy variado para ser producto de una sola corriente de pensamiento.
2) Los documentos encontrados no fueron escritos en Qumran. El lugar fue habitado durante 120 años, por un grupo muy pequeño, que no puede, materialmente, haber escrito 1500 documentos. Es más probable que este haya sido el resto de una biblioteca más grande llevada allí para defenderla de la invasión romana. Recordemos que la destrucción del Templo en Jerusalén es del 70 d.C., compatible con el periodo en el que se produjo el asentamiento.
3) Finalmente, la investigación nos dice que probablemente Qumran no era otra cosa que una gran “industria agrícola” en la que se producían objetos de cerámica ritualmente pura. En todo caso el en interior del asentamiento no se ha encontrado ni siquiera un fragmento de pergamino escrito.
Los manuscritos son importantes porque nos ayudan a entender a la sociedad judía en el periodo inmediatamente precedente a la descripción de los Evangelios.
Jesús interpreta la Ley como un “Rabí” de su tiempo, o al menos en línea con algunas de las escuelas de pensamiento.
Su interpretación es ciertamente innovadora y radical, como por ejemplo, sobre el matrimonio, cuando abole la practica del repudio, pero la actividad de intérprete no es nueva.
Los Evangelios son, también, documentos históricos que nos permiten reconstruir no sólo las biografías, sino también la sociedad de la época.
Todos los escritos del Mar Muerto son antecedentes a la escritura del Evangelio, hay algunas semejanzas pero son mucho más importantes las diferencias. Las semejanzas están relacionadas con bases teológicas similares, así como las referencias escriturales.
Las diferencias son mucho más profundas: los Esenios de Flavio Josefo eran un grupo cerrado de solo judíos. Mientras que la comunidad “de Jesús” era abierta: abierta a los no judíos y a toda una categoría considerada impura por el judaísmo (pescadores, prostitutas, leprosos).
Los Esenios estaban cerrados para conservar la pureza y la salvación, la comunidad que está al lado de Jesús es abierta, incluso para san Pablo la circuncisión no era esencial para la salvación.
Por tanto los años de “vacío”, que van desde que Jesús adolescente está en el Tempo y el inicio de la predicación pública, ¿no los pasó en una comunidad esenia?
Jesús tuvo contacto con los fariseos y los saduceos, pero los Evangelios no hablan de Esenios. La vida de Jesús se desarrolla en Galilea, los Esenios tenían su centro principal en Jerusalén.
En la cultura literaria antigua si no se dice una cosa es porque no se la considera esencial. El “vacío” de sucesos se atribuye a la no esencialidad de ese periodo, no hay ningún ocultamiento esotérico, los contactos formativos no fueron fundamentales.
Es necesario deshacer esta especie de “mito”. Los Evangelistas no querían esconder nada y no presentan una doctrina esotérica.
Juan Bautista vivía en el desierto. De él tenemos testimonios bíblicos y extra bíblicos y esto es muy importante porque también de él tenemos la certeza de su existencia histórica.
Es una figura carismática que lleva a una innovación: el perdón de los pecados individuales con el bautismo.
Todavía hoy esto no existe en el judaísmo ortodoxo. En el judaísmo está la ceremonia del Yom Kippur que es un momento de expiación colectiva, del pueblo en su conjunto.
En el judaísmo existía el lavado ritual con el que se quitaba la impuridad ritual. También los Esenios hacían esto, con gran frecuencia, pero no se trata de un rito comparable al del Bautista.
Los Esenios vivían en condiciones de pureza ritual muy estricta. Juan, sin embargo, no estaba interesado en la observancia de estos preceptos.
Sobre todo porque sale de la Tierra Prometida, superando el Jordán sale de la autoridad de Jerusalén. Una cosa inconcebible para la interpretación esénica: no hay salvación lejos de la Tierra de Abraham.
Tanto Jesús como el Bautista viven su ser judíos de una forma distinta a los demás, lo quieren reformar, quieren destacar elementos que habían sido olvidados o poco considerados, pero no lo quieren superar o abolir.