Un hombre justo y responsable de su misión: cuidar de la Virgen y de JesúsNo fue mártir, no se le conoce palabra alguna. Se sabe poco de él. Sólo que hizo lo que cualquier padre habría hecho: cuidar de su esposa y de su hijo. Y precisamente por ello, es tan grande. Lo explica Fermín Labarga, profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra.
San José es una de las figuras bíblicas más desconocidas, que sin embargo ha suscitado históricamente gran devoción en la Iglesia. ¿Quién era este hombre y qué se sabe en verdad de él?
Los datos que poseemos sobre san José los aportan los evangelistas san Mateo y san Lucas. Sabemos que era un hombre “justo”, elegido por Dios para que desposándose con la Virgen María hiciera las veces de padre legal de Jesús a los ojos de sus contemporáneos.
En un primer momento, José plantea dudas pero se fía del ángel de Dios que le comunica que su esposa ha concebido virginalmente por obra del Espíritu Santo a Jesús, el Mesías.
José acompaña a su esposa hasta Belén, donde nace Jesús. José le protege y custodia. Toma al Niño y a su Madre y huye a Egipto, porque Herodes pretender acabar con la vida del Niño.
En Egipto viven como emigrantes hasta que ha pasado el peligro. Luego regresan a Nazaret, de donde eran oriundos tanto san José como la Virgen.
Allí la Sagrada Familia vive una existencia oculta durante la cual Jesús va creciendo. San José era artesano y poseía un pequeño taller, en el cual el Niño aprendería el valor del trabajo.
Escasos datos
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Los evangelistas no aportan más datos. En el momento en el que Jesús, con aproximadamente treinta años, comienza la predicación pública del Evangelio, José debía haber muerto ya, si bien esto no quiere decir que fuera de avanzada edad, como en muchas ocasiones le representa la iconografía a partir de los relatos de los evangelios apócrifos.
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¿Cuándo empieza en la Iglesia la devoción a san José? ¿Que hitos hay en la historia de esta devoción?
La devoción a san José se desarrolla con gran discreción. En un primer momento, relacionada con los hechos del nacimiento del Salvador, en torno a la Navidad.
La devoción propiamente dicha y diferenciada comienza en la Edad Media. El papa Sixto IV (1471-1484) la introduce en el breviario romano y en 1621 Gregorio XV la declaró de precepto.
Extendieron la devoción los franciscanos, especialmente san Bernardino de Siena, y luego los carmelitas, fundamentalmente los descalzos debido a la gran devoción que santa Teresa de Jesús profesaba al Patriarca.
¿Por qué tanta devoción?
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¿Qué importancia o trascendencia tiene su inclusión en las plegarias eucarísticas?
Resalta el singular papel desempeñado por san José en el misterio de la Redención, pues a él le correspondió por designio de Dios custodiar durante su infancia a Jesús, así como a la Virgen su esposa.
Y si san José fue el custodio del Señor y de su Madre santísima, también parece lógico que lo siga siendo de la familia de los hijos de Dios, que es la Iglesia, por lo que ha sido declarado su Patrono y protector, al igual que de los seminarios, de una forma particular.
El beato Juan XXIII, gran devoto del Santo Patriarca, en el contexto del concilio Vaticano II, incluyó a san José en el canon romano, único existente entonces.
Con la reforma litúrgica posterior al Concilio, se ofertaron nuevas plegarias eucarísticas en las que no se incluyó al santo, puesto que sólo se menciona a la Virgen y a los apóstoles genéricamente, así como a los mártires y a los santos en general.
El Vaticano, con el beneplácito del anterior pontífice, Benedicto XVI, cuyo nombre de pila es José, y del actual, Francisco, que quiso iniciar su pontificado un 19 de marzo, fiesta de san José, e incluir el símbolo del Santo en su escudo, estableció en 2013 que el nombre de san José se incluyera en las restantes plegarias eucarísticas.
Patrón de la Iglesia
No cabe duda de que así se refuerza la convicción del especial papel de intercesión y protección que san José desempeña en la Iglesia y su peculiar cercanía al Salvador.
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¿Qué puede enseñar san José hoy a la Iglesia? ¿Tiene que ver con la importancia de la familia?
San José, a pesar de desempeñar un papel secundario en el Evangelio, es quizás por ello un modelo excelente de virtudes: la humildad, la sencillez, la laboriosidad y otras muchas, destacando por encima de todas la fe. No olvidemos que el texto sagrado lo denomina “varón justo”, con toda la fuerza que tiene dicha expresión.
Por otro lado, qué duda cabe que al potenciar la figura de san José, indisolublemente unido siempre a Jesús y a María, se está destacando el papel ejemplar de la Sagrada Familia de Nazaret, especialmente en un momento histórico como el nuestro en el que la familia está sufriendo poderosos ataques desde diversas instancias.
Venerar a san José es poner delante de los ojos la figura de un excelente padre de familia, cuya única misión consistió en ser custodio y guardián de sus dos más preciados tesoros: su esposa, la Virgen, y el hijo que él no engendró, Jesucristo el Señor, nacido por obra y gracia del Espíritu Santo, pero al que quiso más si cabe que si hubiera sido de su misma sangre.
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