Un sacerdote copto asesinado y seis iglesias atacadas desde el derrocamiento del presidente Morsi por los militares
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Un sacerdote copto asesinado y seis iglesias atacadas: este es el balance de las represalias infligidas a los cristianos por los islamistas tras el derrocamiento del presidente egipcio Mohamed Morsi por los militares, hace seis días.
Desde el pasado miércoles 3 de julio, los episodios de violencia y de intimidación dirigidos a las comunidades cristianas se multiplican: primero el asalto a la parroquia copta católica San Jorge de la localidad de Delgia, a 60 kilómetros de Menia, donde fueron incendiados el presbiterio y los locales parroquiales; después el asesinato, el sábado 6 de julio, de un sacerdote copto ortodoxo de El-Arish, el padre Mina Hroan abboud, de 39 años, abatido a tiros.
Después de que el patriarca de la Iglesia copta de Egipto, el papa Tawadros II, aprobara abiertamente la destitución del presidente islamista Mohamed Morsi por parte del ejército, la minoría cristiana teme represalias.
Según informaciones aparecidas en Egyptian Independent, la iglesia católica San Jorge de Delgia, la iglesia del Saleh de la misma localidad (Menia), y otras cinco iglesias habrían sido atacadas por partidarios del presidente derrocado.
El viernes pasado, según una información del diario gubernamental egipcio Al-Ahram recogida por el Observatorio de la cristianofobia, grupos de musulmanes radicales asaltaron dos pueblos coptos, Naga Hasan y Dabaya, y causaron cuatro muertos y 32 heridos. Todo habría comenzado tras un altercado en Luxor entre coptos y un musulmán fruto del fallecimiento de este último en circunstancias poco precisas. Los asaltantes también tomaron el edificio de la diócesis copta ortodoxa de Luxor.
En estos momentos se producen enfrentamientos violentos entre el ejército y los Hermanos Musulmanes, especialmente en El Cairo, cerca del cuartel de la Guardia nacional donde permanecería Mohamed Morsi. El domingo centenares de miles de egipcios salieron a las calles de El Cairo y Alejandría, algunos para apoyar la decisión del ejército y otros, menos numerosos, para pedir la vuelta de Mohamed Morsi a la presidencia.
“Nuestra esperanza es que vuelva la calma lo antes posible, pero no sabemos cómo evolucionará la situación”, declaró a la agencia Fides el padre Rafic Greiche, responsable de comunicación de los obispos católicos de Egipto.
Preguntado sobre si Egipto se encuentra al borde de la guerra civil, el padre Greiche declaró: “Técnicamente una guerra civil se produce entre distintos grupos armados. En este momento, nos encontramos ante un enfrentamiento entre una mayoría y una minoría organizada; el ejército y la policía están ahí para separar a los adversarios. No se trata de una guerra civil como en Siria”, al menos por el momento.
En su opinión, la destitución de Mohamed Morsi por parte del ejército egipcio no ha sido un golpe de Estado. En una entrevista a Ayuda a la Iglesia Necesitada, declaró que “el ejército ha ejecutado la voluntad del pueblo; estos últimos días, el pueblo ha expresado esta voluntad inequívocamente a través de millones de firmas y de gigantescas manifestaciones en El Cairo y en todo el país”.