“La música es un don y tiene una fuerza tremenda”
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«He cantado en diversas Jornadas Mundiales de la Juventud, al lado de varios Papas. Siempre ha sido una experiencia preciosa. Ahora todos estamos muy animados con el Papa Francisco y me hace ilusión cantar a su lado».
Con esta alegría se expresa Migueli, cantautor cristiano que ha sido elegido para la adaptación y la grabación del himno de la JMJ Río de Janeiro en español. Nació en Sevilla, pero se crió en Zafra, donde tiene su familia y sus raíces. A los 17 años se fue a vivir a la comunidad Pueblo de Dios, siendo uno de sus iniciadores, «queríamos vivir el Evangelio y lo hicimos desde un ambiente de acogida a todo el mundo y de intercambio de música». Ha estado más de 20 años acompañando y viviendo con gente con problemas de marginación: sida, droga, cárcel, en la calle… Ahora tiene tres hijos y sigue recorriendo el mundo transmitiendo el Evangelio con su música.
Va a estar usted presente en la JMJ Río de Janeiro a través de su himno, ¿también en persona?
Me eligieron para la adaptación y la grabación del himno de la JMJ en español. En todas las jornadas se graba el himno en las principales lenguas. Además, tengo la gran alegría de que me llamaron desde la organización de la JMJ en Brasil para que actuara en los actos centrales.
He participado en muchos de estos encuentros y este año estaba con dudas porque tengo una hija pequeña y es mucho tiempo fuera y mucho gasto. Pero me llegó una carta oficial en la que me decían que contaban conmigo para los actos centrales, y la alegría y el cariño de la invitación me ganaron.
Su último disco se titula “El amor lo arregla todo”, preséntenoslo.
Se trata de un disco de niños, cantado por y para niños. Es de niños por la temática, cantado por ellos porque me parecía que era lo ideal y todo lo que se recauda con él se destina a varias acciones que estamos haciendo con niños de manera creativa, apoyando proyectos que conocemos.
Está siendo una movida muy bonita, con un éxito arrollador no sólo por las ventas, que en nuestro caso son siempre modestas, sino por la difusión que está teniendo.
No pasa un día sin que reciba e-mails o llamadas de catequistas, profesores, y parroquias de diversos países, contándome que lo están usando y que les está haciendo mucho bien.
Tiene usted una discografía amplia, ¿en qué proyecto está sumergido?
Este disco es el número 14 y estoy haciendo el 15 y 16 a la vez. Uno de ellos es un proyecto para una congregación de origen extremeño, cuyo fundador han beatificado, el padre Cristóbal. Se trata de las Hospitalarias Franciscanas, gente profundamente buena que hace un bien impresionante.
Para mí es un reto porque hay que centrarse en una espiritualidad concreta, que es preciosa.
Y también estoy preparando el mío, como cantautor. Últimamente he hecho varios discos extras: uno que se llama “Humanizar” que es para acompañar a las personas en el tema del dolor, de la enfermedad y la soledad; el disco de los niños y el de la congregación. Ahora me toca hacer un disco “normal”.
Llama la atención la variedad de sus letras. En ellas se mezclan la fe, el sentido del humor, el testimonio cristiano, la denuncia…
Siempre tengo presente a Dios y mi misión de ser buena noticia. En mi vida ocurren cosas diferentes y yo nunca pierdo de vista esa clave, de ahí que los temas sean variados.
También ocurre que los temas surgen directamente de la vida, no me siento a inventármelos, sino que tengo la suerte de vivir cosas muy intensas desde joven: vivir en comunidad, al servicio de los demás, organizando cosas para los demás, estando al lado de gente que sufre mucho, en la cárcel, los hospitales… situaciones tan fuertes que, si estás en esa clave de misión, surgen canciones directamente de la vida y son variadísimas.
Por otro lado, a mí el Señor también me da sentido del humor, que parece que hace mucha falta. Mis conciertos están llenos de risa y de cosas que yo creo que son un don del cielo, como la música.
¿Es más fácil llegar a los jóvenes a través de la música?
Claro que sí. Con la música es más fácil llegar a cualquiera. La música es un don que Dios nos da y que tiene fuerza en sí misma. Tiene alegría y tiene mensaje y nos toca otros resortes de la vida que no son la cabeza, lo intelectual.
Yo creo que con la música se llega más a todas las personas, y, de forma especial, a los jóvenes. Pero, lo que ocurre es que los jóvenes manejan mucha información. Hace poco me encontré a un chaval que me dijo que se había bajado todos los discos de un grupo. Y le pregunté, “¿ te ha gustado?” Y me respondió, “bueno no sé”. Le fui preguntando por discos y canciones concretas y no tenía ni idea de ninguna porque como se había bajado tal cantidad de música, sólo había pasado por encima de las canciones.
La música hay que acompañarla, enseñarla con cariño y convencimiento, hay que compartirla, hay que sacar lo mejor de los artistas, enseñarla como otra cosa. Pero la música es un don y tiene una fuerza tremenda.
¿Cómo se llevan los conciertos con la vida de familia?
Es difícil, pues se pasa bastante tiempo fuera, y es una misión muy inestable económicamente y en horarios. Pero yo le doy gracias a Dios todos los días por lo que hago, porque es muy bonito y reconozco que sigo, a pesar de que esto es muy cansado, porque sigo creyendo que la música hace falta como apoyo al mensaje y a toda la labor pastoral y apoyo a todas las ganas de ayudar a la gente y de dar alegría.
Y eso me lo sigue diciendo la gente que no para de llamarme y que tengo que decir que no a un montón de cosas porque coinciden los horarios. Ahí sigo aunque el ritmo sea un poco difícil, pero también tiene una parte muy bonita y muy alegre.
Doy muchas gracias a Dios también por verme metido en esto que nunca decidí. Eso me gusta explicárselo a los chavales. Yo no decidí ser cantante y artista por el reino de Dios y recorrer el mundo, sino que lo que decidí fue ponerme a acompañar a los chavales que sufrían, a los que estaban en búsqueda y a los que estaban viviendo en la droga, cárcel, tristeza.
Como yo era músico, me puse a hacerles canciones y a animarles. Cuando me di cuenta grabé una maqueta, se organizaron cuatro festivales, tuvo un éxito tremendo y veintitantos años después todavía estoy dando vueltas por el mundo, como inercia de aquella onda expansiva. Es la sensación de que Dios y la vida multiplican todo lo que tú entregas. Así que seguiré en esto mientras sirva.