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Eduardo Verástegui: del vacío a la evangelización a través de María de Guadalupe

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Jaime Septién - publicado el 22/10/13
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“Es como mi madre, a la cual le dedico y le ofrezco todo lo que he hecho”

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Eduardo Verástegui es un actor mexicano que se convirtió, hace diez años, en un activo propagador del Evangelio, de la Virgen de Guadalupe y, como productor de cine, junto con su compañía llamada Metanoia, en uno de los referentes culturales católicos de habla hispana en los últimos tiempos.
 
Recientemente, Verástegui ha concedido una larga entrevista al periódico El Universal de la Ciudad de México, en la que narra aspectos de su conversión y del trabajo que ha venido realizando en estos años, así como los proyectos de la organización “Manto de Guadalupe” como de Metanoia Films.
 
José Eduardo Verástegui , nacido en el Estado mexicano de Tamaulipas, cambió su vida hace 10 años según sus propias palabras, cuando se encontraba vacío.  Era cantante y actor, una figura emergente en el mundo del espectáculo, pero eso no lo hacía sentir pleno.
 
"Yo creo fue después de muchos años de cansarme, de darme cuenta que estaba vacío, de darme cuenta que mi carrera no es el fin de mi vida, no nací para ser un gran actor, una estrella de cine o un abogado o un doctor, más bien esas son carreras nada más, son medios que bien utilizados pueden hacer mucho bien a la sociedad, pero no es el fin de mi vida, tiene que haber algo más allá, más profundo que simplemente mi carrera; qué miserable sería si pensara así, y tristemente así pensé durante muchos años hasta que me di cuenta que eso me llevaba a una miseria, a un vacío, a una confusión…", dijo el actor mexicano a El Universal.
 
Un “cuate” que quiere cambiar
 
A los 28 años de edad, decidió que su vida tenía que tomar otro rumbo, “fue cuando de pronto hubo una sacudida, donde uno empieza a tener prioridades, a reflexionar sobre socas que antes no lo hacía porque siempre estaba distraído con el ruido del mundo, con el trabajo, y muchas veces para poder reflexionar sobre las cosas importantes necesitas silencio; y empecé a tener silencio en mi vida”.
 
Más adelante señaló en la entrevista que “fue en ese silencio y ayudado también de amistades que veían en mí un cuate que quería cambiar pero no sabía cómo, que me fueron empujando; gente más despierta, servicial que me topé en mi camino y me ayudó. Ahí fue donde poco a poquito empieza un nuevo caminar, un despertar que no termina hasta que mueres, porque estamos en un proceso de toda una vida."
 
Verástegui comenzó entonces a definir qué quiere hacer. "Yo quería juntar todas las áreas de mi vida en una, mi parte espiritual, mi parte personal, mi parte profesional, que todo estuviera en armonía; entonces a la parte personal le faltaba hacer más, faltaba esa parte humanitaria, que estuviera más definida. Empecé en un proceso de oración, de discernimiento para ver qué podía hacer, porque siempre hay esa búsqueda de querer hacer algo más grande que tú mismo, pero no sabemos qué o por dónde, cómo ni cuándo…"
 
A Verástegui le nació –en ese tiempo– la idea de crear “Manto de Guadalupe” (2007), fundación no lucrativa que dedicada a realizar misiones a las poblaciones que sufren de pobreza extrema alrededor del mundo a través de la construcción de casas, pisos, pozos de agua, a llevar alimentos, ropa, asistencia médica y material educativo para que esas personas tengan una mejor calidad de vida.
 
La tristeza de saberla cerca y olvidar a la Virgen
 
Esta nueva etapa en la vida del actor mexicano estuvo marcada por la fe y por la Virgen de Guadalupe: "Cuando por primera vez descubro quién es la Virgen de Guadalupe, cuándo se aparece en el contexto histórico, qué pasa en México en el momento en el que se aparece, cómo más de nueve millones de aztecas se convierten al cristianismo por la aparición, los milagros, el santuario más visitado en el mundo entero después de la Basílica de San Pedro, los simbolismos que guarda la tilma… todo eso me alucinó y me entró una tristeza, nostalgia y un sentimiento de culpa de por qué hasta ese momento yo vine a descubrir todas estas cosas y decido hacer mi primer viaje a la Basílica de Guadalupe."
 
Aquella primera visita fue un acontecimiento que no se puede el actor describir con palabras… "Cuando entré se me llenaron los ojos de lágrimas, la piel se me puso chinita y me dije: ‘cómo pudo ser posible que haya estado tan cerca y a la vez tan lejos al mismo tiempo'. A partir de ahí, cada vez que vengo a México es visita obligatoria de entrada y de salida; empecé a reconocerla como quien realimente es, como mi madre, a la cual le dedico y le ofrezco todo lo que he hecho a partir de hace diez años, y cada vez que voy pasan cosas muy bonitas, ideas frescas una visión más clara de la vida."
 
Para Verástegui, en su entrevista con El Universal, la Basílica de Guadalupe resulta ser un "lugar de reflexión, un refugio de amor, un refugio donde siempre me siento seguro, protegido, cuidado, apapachado, recibo ahí todo, consuelo, sabiduría, fortaleza."
 
Trabajo en equipo ayudando a las mujeres
 
Más adelante, en 2010, en Los Ángeles, California, lugar en donde vive, Verástegui se dio cuenta que existen muchas mujeres latinas que quedan embarazadas y no saben qué hacer de sus vidas, porque son migrantes sin papeles, no hablan inglés, han sido abandonadas y tiene miedo de que algo malo les pueda pasar.  Es por ello que crea el Centro Médico Guadalupe, una clínica dedicada a brindar asistencia médica a mujeres embarazadas de escasos recursos que no cuentan con ningún tipo de ayuda para poder lograr sus embarazos de forma saludable.
 
Eduardo Verástegui, trabaja codo a codo con su familia y con mucha gente en la Fundación que sostiene el Centro Médico: "Es un trabajo de equipo, subrayó en la entrevista– y sigue viva por lo mismo, porque hay mucha gente involucrada. Como dijo la Madre Teresa de Calcuta: ‘Tú puedes hacer cosas que yo no puedo hacer y yo puedo hacer cosas que tú no puedes hacer, pero juntos nos complementamos y hacemos grandes cosas para Dios.'"
 
La misión y la ayuda, afirmó Verástegui, “te cambia la vida porque descubres muchas cosas, descubres que en medio de esta gran pobreza extrema hay también una gran riqueza interna, y mientras piensas que tú eres el que estás ayudando, también tú sales ayudado de muchísimas maneras, valoras cosas que antes no valorabas, te haces más consiente de muchas cosas y al mismo tiempo te da una fortaleza para seguir haciendo más cosas, porque te das cuenta que no es suficiente, así hagas diez mil viajes y hagas diez mil casas no es suficiente, hay mucha pobreza en el mundo y entonces mi trabajo es también inspirar a otras personas".
 
La vida es corta: a descansar cuando se muera uno
 
Verástegui está trabajando en la actualidad en un documental, en el que combina sus dos pasiones: su labor altruista y su carrera profesional.  Dicho largometraje aún no tiene título, pero mostrará el trabajo que se realiza en cada misión del “Manto de Guadalupe”. "Estamos haciendo un documental de Piura, Perú, en donde queremos llevar a la pantalla la experiencia que yo viví para que inspire a muchísima gente a que hagan lo mismo."
 
También está produciendo cortometrajes, apoyando a cineastas jóvenes que van empezando para darles un empujón, como el caso de Alfonso Álvarez a quién ayudó a producir “Crescendo”, un cortometraje de diez minutos en el que se habla de la mamá de uno de los grandes de la música clásica, Ludwig van Beethoven, y en el cual también trabajó en conjunto con Pattie Mallette, la mamá de Justin Bieber.  La idea de este cortometraje fue resaltar la importancia de luchar por la vida del niño en el vientre materno, aunque las mujeres se encuentren abandonadas y en situación de extrema vulnerabilidad.
 
Otro de los proyectos de evangelización en los que trabaja Eduardo Verástegui es Metanoia Films, una productora en la que desarrolla su faceta de productor. Con la compañía ha producido dos largometrajes, “Bella” y “Little Boy”.
 
"Mientras haya vida, salud, energía y pasión hay que aprovecharlo", aseguró Verástegui quien, para finalizar la entrevista, citó una de las frases que solía decir la Madre Teresa de Calcuta: "La vida es corta, a descansar cuando se muera uno”.
 
 

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