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República Centroafricana: Prevenir un genocidio

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Isabelle Cousturié - publicado el 04/12/13
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El llamamiento urgente a la ONU del arzobispo de Bangui y los detalles terroríficos de atrocidades, masacres y torturas contra civiles hacen temer lo peor

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“Dense prisa en enviar fuerzas de paz. El costo del retraso es incalculable”: ese es el llamamiento lanzado a las Naciones Unidas por monseñor Dieudonné Nzapailanga, arzobispo de Bangui, capital de la República Centroafricana, al borde de una guerra civil generalizada.
 
Desde la destitución del presidente François Bozizé por los rebeldes de la coalición Seleka en marzo de 2013, la República Centroafricana se hunde cada vez más en el caos, y un millar de soldados franceses han empezado a desplegarse en Bangui para apoyar a los aproximadamente 2.600 militares de la Unión africana que ya están en el lugar.
 
“El país está al borde del genocidio”, alertó el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Laurent Fabius. “Hoy es el desorden absoluto. Hay siete cirujanos para cinco millones de habitantes, una mortalidad infantil del 25% en algunas partes del país, un millón y medio de personas que no tienen nada, ni siquiera para comer, bandas armadas, bandidos,…”.
 
Con el inicio del despliegue de las tropas francesas y africanas, el obispo de Bangassou, monseñor Juan José Aguirre Muñoz, que se encuentra en Bangui, describe a Fides tres situaciones diferentes que vive el país.
 
“En primer lugar los rebeldes Seleka parecen estar dándose a la fuga, por lo menos de Bangui y sus alrededores. 
Fuera de Bangui -dice monseñor Aguirre- se han producido enfrentamientos entre los rebeldes Seleka, especialmente los de origen extranjero, que huyen llevándose consigo los frutos de sus saqueos, y la población que, al no tener ya miedo, les cierra el camino, tratando de reclamar sus bienes. He sabido que se han producido víctimas en Damara y Bouali, a 40-50 km de Bangui”.
 
“En el norte, de donde es originario el destituido presidente Bozizé, la situación es diferente”, continua el obispo. “En Bouca y Bossangoa, varios miles de personas, en su mayoría cristianos, siguen refugiados en las misiones católicas. En Bouca, por ejemplo, 30.000 personas están acogidas en la misión católica, mientras que los musulmanes no se mueven de su barrio. Los desplazados viven en el miedo, y sufren la falta de alimentos y medicinas”. 

 
“Por último tenemos una situación como la de mi diócesis, Bangassou, donde los Seleka “buenos”, llamémosles así, en colaboración con los militares de la FOMAC han incautado las armas de las bandas irregulares”, afirma monseñor Aguirre.
 
“En Bangassou hemos constituido desde hace un mes un grupo de mediación compuesto por musulmanes, católicos y protestantes, para promover la paz y la reconciliación a través del perdón”.
 
Para el padre Aurelio Gazzera, misionero carmelita residente en Bozoum, “la palabra genocidio es quizás excesiva pero es verdad que la tensión es tan fuerte que no se sabe cómo puede evolucionar la situación”.
 
“La tensión es indudablemente muy fuerte”, en particular en Bangui la capital, donde desde hace tres semanas “fusilamientos, homicidios y enfrentamientos de todo tipo tienen lugar cada día en un barrio diferente”, declara a Fides.
 
La Seleka, a la que se atribuye el origen de todos los males, está dividida en una multitud de grupos armados que siembran el terror en el país, principalmente entre los cristianos, y provocan la creación de milicias de autodefensa.
 
Las organizaciones humanitarias constatan datos inquietantes, recogidos por InfoCatho.be: Según sus estimaciones, el conflicto habría provocado más de 460.000 desplazados, una décima parte de la población. Por su parte, los grupos para la defensa de los derechos fundamentales lamentan numerosos casos de torturas, homicidios y saqueos.
 
Fides anuncia que “dada la gravedad de la situación humanitaria”, el problema estará en el centro del encuentro organizado el 4 de diciembre en Roma por Caritas Internationalis y las diferentes Caritas que trabajan en el país.
 
Por su parte, Amnistía Internacional (AI) urge a actuar antes de que explote la situación: “Si el Consejo de Seguridad no actúa ahora para acabar con este ciclo de violencia terrorífica que reina en la República Centroafricana, toda la comunidad internacional se resentirá seriamente durante muchos años”, declaró Salil Shetty, secretarip general del Movimiento para el respeto, la defensa y la promoción de los derechos humanos de AI.
 

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