Ser vegetariano ¿es algo moralmente bueno?
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Soy catolica, pero antes de tener mi conversión fui vegetariana y aun lo sigo siendo pero no se que opina la Iglesia de esto, yo no como carne porque me parece cruel la manera que la que los tratan y los asesinan pero me dicen que Dios los creo para nuestro sustento. ¿Pueden ayudarme? – J.
Acerca del trato dispensado a los animales, hay un pequeño epígrafe del Catecismo de la Iglesia Católica que trata del tema: son los números 2415-2418.
Aquí no voy a repetirlos, pues son de fácil acceso y, desde luego, no voy a mejorar la exposición que allí se hace. Sólo añadiré alguna precisión marginal que, en mi opinión, puede ayudar a entender mejor el tema.
El primer punto es una invitación a mirar la naturaleza misma del mundo y los seres que en él viven. Los animales se alimentan de otros seres vivos: en algún caso, se trata de plantas; en otros, de animales; y en otros –y en esto el hombre no es exclusivo- de las dos cosas.
Esto es lo natural, y aquí el hombre es más sofisticado, pero no esencialmente distinto.
El segundo es que en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, no hay absolutamente nada que apunte a una invitación a la dieta vegetariana.
En el Antiguo hay, eso sí, una distinción entre animales puros e impuros, pero al mismo tiempo los sacrificios que pide Dios en su templo son de animales, y siempre se da por supuesto que éstos se matan y comen.
Incluso la dieta más austera que figura, la de Juan Bautista, estaba compuesta de miel silvestre y langostas –o sea, saltamontes-.
La tercera consideración es que el vegetarianismo como exigencia moral procede de las religiones orientales, especialmente el hinduismo. Pero tiene poco que ver en sí misma con el aprecio a los animales, y mucho en cambio con la idea de la reencarnación.
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Según esta teoría, a quien no consiga la meta ansiada de la fusión con el infinito (el nirvana), le espera una reencarnación, que va descendiendo en categoría conforme sea mayor la carga negativa acumulada en su vida por su comportamiento (el karma), pasando así de hombres a animales, y, dentro de éstos, a formas inferiores si es grande el karma.
En este contexto, resulta que matar un animal puede suponer matar un espíritu humano reencarnado, negándole así una oportunidad de redimir su vida, y este es el motivo por el que se rechaza.
