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¿Hay alguna “guerra justa”?

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Manuel Bru - publicado el 16/01/14
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Este año se cumplen 100 años del estallido de la I Guerra Mundial

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Estamos acostumbrados a ver como cada vez más se defienden en algunos ambientes eclesiales mal llamados conservadores (yo los llamaría más bien liberales) posturas sobre todo desde el punto de vista moral contrarias a la Doctrina Social de la Iglesia. No suele hablarse mucho del “disenso” moral sobre temas sociales, en comparación con el disenso moral en temas bioéticos, y por parte de sectores mal llamados progresistas (que en el fondo son también liberales). Y si este fenómeno esta creciendo con el pontificado del Papa Francisco, la cosa viene de lejos. 
 
Por ejemplo, hace dos años se libro en EEUU una amplio debate en la opinión pública porque un sacerdote católico, el padre Miscamble, en su calidad de historiador, justificó la decisión del presidente Truman de lanzar las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en 1945, por las que murieron en total 220.000 inocentes, y millones de japoneses sufrieron sus secuelas hasta nuestros días. Para este sacerdote lanzar las bombas fue "la menos terrible de las opciones" que tuvo Truman, y es "lo que habría hecho cualquier persona normal en su situación". No sólo no convencen estos argumentos del padre Miscamble, sino que resultan, por quien los defiende, especialmente escandalosos. No pocos han observado como se trata de un ejemplo preclaro de "consecuencialismo", es decir, de justificar moralmente una acción según sus consecuencias, y no según su naturaleza propia. Una “trampa moral” de la que Juan Pablo II reiteró su condena en su encíclica “Veritatis Splendor”.
 
Ya en 1954 Pío XII dejo bien claro que cuando ”el empleo de este medio lleva consigo una tal extensión del mal que se escapa totalmente al control del hombre, su utilización debe rechazarse como inmoral. Aquí ya no se trataría de la defensa contra la injusticia y de la necesaria salvaguardia de posesiones legítimas, sino de la aniquilación pura y simple de toda vida humana en el interior del radio de acción. Esto no se halla permitido por ninguna razón”. Luego el magisterio de Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y el Papa Francisco han ido mucho más allá, declarando que hoy en día es prácticamente imposible hablar de una guerra justa precisamente porque hoy en día es imposible pensar en una intervención militar que, sin llegar a repetir lo de Hiroshima y Nagasaki, no suponga inevitablemente una destrucción masiva de vidas 
 
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