130 años después de haber sido inaugurado y tras estar 40 años cerrado al público
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Los cubanos –o al menos el régimen actual que encabeza Raúl Castro—le están perdiendo el miedo al pasado.
Esta semana reabrió sus puertas el Teatro Martí de La Habana; un emblemático lugar de los de antes, con “sus palcos con verjas de hierro floreado; la enorme lámpara cocuyera; las gradas de tertulia; el telón de boca puramente escenográfico; sus muchas puertas; sus butacas de maple e hierro colado; sus tonos verdes, ocres, dorados… “, según lo describió el diario oficial de Cuba, el Granma.
El polvo de las estrellas
Este majestuoso teatro, situado en las esquina de las calles de Zulueta y Dragones, fue el protagonista de importantes momentos culturales y políticos de la isla caribeña desde su inauguración en 1884. En principio, era el Teatro Irijoa, por el apellido de su propietario, pero 1901 se decidió darle el apellido del gran prócer cubano José Martí.
Fue el lugar preferido para desarrollar y presentar a los grandes autores cubanos, así como de la zarzuela. Por su escenario pasaron artistas como Candita Quintana, Blanquita Becerra, Rita Montaner, Carlos Montezuma, Eduardo Robreño, Federico Piñero, Armando Soler, Enrique Núñez, Rosita Fornés y María de los Ángeles Santana. También, en 1901, albergó el primer Congreso Constituyente de Cuba.
Cerrado por cuarenta años, debido al deterioro que sufrían sus instalaciones, fue reinaugurado por Raúl Castro el pasado lunes. La restauración –muy complicada, según quienes intervinieron en ella—comenzó desde el año 2000, intensificándose los últimos siete años, para entregarlo, de nueva cuenta, como era hace 130 años en su diseño y decoración, pero modernizando sus estructura y materiales de construcción.
Arquitectos, diseñadores, restauradores, muralistas, carpinteros, investigadores y muchos otros, participaron en la restauración y remodelación del también llamado “Teatro de las cien puertas”.
Kenia Díaz Santos, directora de proyectos de la Oficina del Historiador de La Habana, comentó que “la decisión fue devolverle, al Teatro sus principales valores histórico-arquitectónicos y traer desde el siglo XIX una institución capaz de brindar servicios como cualquier otra sala contemporánea”.
Un tributo a Cuba
La función inaugural de esta nueva etapa, en la que también estuvo presente el primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel, entre otras personalidades, ha incluido un repertorio de piezas antológicas dentro de la tradición musical cubana, según informa la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
El historiador de la Ciudad de La Habana Eusebio Leal, artífice de la recuperación de esta joya arquitectónica, ha calificado la apertura, bajo el lema de 'Volver al Martí', como "un tributo pequeño y modesto a la obra de la nación cubana".
Durante esta primera función, los espectadores escucharon fragmentos de las zarzuelas Cecilia Valdés, María la O, Amalia Batista; corearon al compás de la Damisela encantadora, de Ernesto Lecuona; y disfrutaron una estampa costumbrista interpretada por Mario Limonta y Aurora Basnuevo, según detalla la agencia de noticias cubana.
El Teatro Martí, con sus 720 localidades y sus cien puertas se añade al resto de los inmuebles rescatados por el régimen cubano y que le están devolviendo el esplendor a La Habana vieja, una de las ciudades más bellas del pasado americano, calificada por el escritor cubano Alejo Carpentier como “la ciudad de las columnas”.