El Grupo de Gestión Empresarial de Barcelona surgió para crear relaciones de ayuda y comunión entre empresarios y directivos.
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Ser directivo en una empresa multinacional y no querer pasar por encima de todos ni a costa de todos es el reto con el que se encontró Alex Roche, ingeniero de Telecomunicaciones, hace 18 años. Su falta de experiencia y las ganas de hacer las cosas de otra manera le llevaron a proponer a Carlos Fernández la creación del «Grupo de Gestión Empresarial».
«Me habían dado un puesto de mayor responsabilidad –explica Alex– y ahora tenía personas a mi cargo. Me daba cuenta de que mis decisiones podían tener un impacto importante en ellas. A veces me parecía que lo que podía ser mejor para la empresa no lo era necesariamente para todos. Era joven y pensé que podía aprender mucho si contrastaba los criterios que usaba para tomar decisiones con otras personas que se encontraban en situaciones similares».
Quien conoce a Carlos Fernández, ingeniero de Caminos y empresario desde 1996, sabe que se apunta a un bombardeo si merece la pena. Y éste lo merecía: «No recuerdo muy bien dónde nos reuníamos al principio», explica Carlos. «Lo que tengo grabado en la memoria son los largos ratos que pasábamos los dos hablando por teléfono contrastando nuestras ideas, ¡que normalmente no eran las mismas! Aquel esfuerzo por entender las propuestas de Alex y de exponer las mías en un diálogo amistoso me ayudó a crecer mucho y fomentó una confianza y una amistad duradera», concluye.
19 años de andadura
Casi dos décadas después, el grupo sigue adelante reuniéndose cada mes aproximadamente. Es abierto y participan desde pequeños empresarios y autónomos a directivos. A la última sesión acudieron 30 personas. Es cierto que a lo largo de estos años ha habido altibajos, pero siempre ha habido un núcleo de incondicionales que pedían la continuidad, porque lo encontraban muy útil. Otras personas, como Ricardo Roche, José Luis Lanau o Josep Mª Amorós, también se han encargado de llevarlo adelante, aunque ahora de nuevo vuelven a organizarlo ellos.
Lógicamente, han ido adaptándose a los tiempos. Si antes se reunían en los locales de una parroquia y utilizaban algún artículo o libro, ahora se reúnen en el salón de la empresa de Carlos Pedragosa, otro incondicional, y ven algún vídeo de internet o invitan a algún experto para hablar de un tema concreto.
El diálogo, un imprescindible
Pero hay algo fundamental, explica Carlos Fernández: el diálogo. «Buscamos crear relaciones de ayuda y comunión entre personas con responsabilidad en el mundo de la empresa y de la administración pública y tenemos muchas experiencias de situaciones y estructuras que han mejorado», añade.
Alex, que siempre ha trabajado en la empresa de informática hp, nos cuenta: «Un momento difícil fue cuando la empresa decidió que la producción en Barcelona se cerraba para trasladarse a Asia, lo que implicaba despidos.
Lógicamente hubo protestas y anuncio de huelga. Como directivo, trasladé a mi personal el criterio de la empresa: que era un día normal, pero que tenían libertad para hacer huelga. Yo también me cuestionaba si hacerla. Ese día tenía una presentación ante el director general… El Grupo de Gestión me ayudó a contrastarme. Le comenté la decisión a mi jefe, que me dijo: “¡Le tendré que decir al director general que te has puesto enfermo!”. Le respondí que le contara la verdad. Me pareció oportuno sumarme a la huelga por solidaridad. Fui el único mánager… ¿Que si hubo consecuencias? En el fondo siempre hay consecuencias».
Para Carlos Fernández, empresario en el sector de la gestión de calidad de la construcción, el grupo también es fundamental. «No puedo vivir mi actividad profesional y empresarial sin tener cerca este grupo de personas con las que puedo compartir ilusiones, dudas y experiencias, y donde recibo mucho. Si pasan varios meses sin poder acudir o sin que haya reuniones, siento el “mono”».
Carlos, cuya empresa participa en el proyecto de Economía de Comunión, también trata de llevar adelante otro tipo de economía, más humana, solidaria, respetuosa con los demás y con el medio ambiente. Me cuenta una anécdota al respecto: «Hace unos años, una ingeniera joven que trabajó con nosotros decía: “Cuando les explico a mis amigos cómo es la empresa en que trabajo, no se lo creen”».
Hay alternativas al modelo económico actual
Es cierto que la crisis ha puesto en evidencia, entre otras muchas cosas, que este sistema económico no funciona; y que como este Grupo de Gestión Empresarial, hay muchas iniciativas que tratan de poner en marcha nuevas formas de economía.
Carlos está seguro de que el cambio es posible: «El sistema comunista cayó con el muro de Berlín, pero ahora está cayendo también el capitalista. No hace falta empujarle para que acabe de caer; hace falta ayudar a nacer a la nueva economía que lo está sustituyendo».
Porque según me cuenta Alex, detrás de esta otra forma de dirigir hay más satisfacción que el simple hecho de enriquecerse todo lo posible o el orgullo de ascender en la empresa. «Prefiero buscar el consenso, aunque la decisión sea más lenta. Pero no es lo que se lleva; choca, ¡sobre todo en una multinacional! Llega un momento en el que es más enriquecedor lo que puedes hacer por los demás que lo que puedes ganar para ti», concluye.
Nuestra agradable conversación llega a su fin, así que le pido a Carlos un mensaje para ti, que estás leyendo: «Mira a tu alrededor y trata de distinguir los brotes de la nueva economía. La distinguirás si ves más fraternidad en ellos. Entonces, no dudes en apoyarla y dar tu aportación. No esperes a que vengan los poderosos a resolver la crisis, porque no sucederá».
El Grupo de Gestión Empresarial es una expresión del Movimiento Humanidad Nueva: www.umanitanuova.org/es/
Por Ana Moreno Marín. Artículo publicado originalmente por Ciudad Nueva