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¿Qué hará el Papa Francisco en su próximo viaje a Tierra Santa?

Monasterio melquita del Emmanuel, Belén, Territorios Palestinos

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Radio Vaticano - publicado el 27/03/14
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Viene a rezar por nosotros, con nosotros, afirma el patriarca latino de Jerusalén al presentar hoy el programa de la peregrinación de Francisco

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Hoy 27 de marzo se ha publicado el programa de la peregrinación del Santo Padre a Tierra Santa con motivo del 50 aniversario del encuentro en Jerusalén entre Pablo VI y el Patriarca Atenágoras que tendrá lugar del 24 al 26 de mayo. 

En Jerusalén, el patriarca latino Fouad Twal ha presentado a los periodistas la peregrinación del Papa Francisco, que incluirá también una breve visita a Jordania:

Es el primer viaje a Jordania y estamos felices, aunque la visita será breve. Tendremos sólo un acto público en Jordania: una misa en el estadio de Amán. Vendrán todos nuestros cristianos, con los niños, y seremos aproximadamente entre 30 y 50 mil personas para festejar la llegada del Papa. 

Después tendrá lugar, como él desea, un encuentro con los pequeños refugiados sirios, símbolo de esta humanidad herida: será un encuentro con más de 500 niños.

Al día siguiente, el domingo, tomaremos los helicópteros desde Jordania hasta Belén, donde tendrá lugar la visita al presidente palestino y luego la Misa. Este será un momento muy significativo para nosotros y para los fieles.

Un momento importante para el Santo Padre será el del encuentro con el patriarca ortodoxo en el Santo Sepulcro y con los otros patriarcas – el armenio, los orientales católicos–, que vendrán para asistir y participar. Será una bella fiesta. Tantos desearían ver al Santo Padre en Galilea, pero parece que esta vez no irá. Rezamos y esperamos para que pueda existir otra ocasión en la cual el Santo Padre venga a visitarnos.
 
Con el viaje se conmemora el histórico abrazo de 50 años atrás entre Pablo VI y el Patriarca Atenágoras. Como ha sido anticipado, en la Basílica del Santo Sepulcro se celebrará el encuentro ecuménico con todos los representantes de las Iglesias cristianas de Jerusalén, junto al patriarca Bartolomé I de Constantinopla. ¿Qué representará este nuevo encuentro en el camino ecuménico?

Un nuevo impulso, un nuevo llamado, una invitación a esta comunión, a esta unidad de los cristianos. Recuerdo que en el ’64 hubo gran entusiasmo entre todos los cristianos por este movimiento ecuménico. Hemos progresado, pero quedamos separados.

Hay una comunión, una colaboración a nivel institucional en Tierra Santa, en Jordania y Jerusalén, con nuestras escuelas, los hospitales, Caritas. Pero la comunión, la unidad completa, según el deseo del Señor Jesús, no ha sido todavía realizada.

Pero viviremos con entusiasmo, alegría, aliento, esperanza. Seguimos rezando, seguimos trabajando, seguimos viviendo esta unidad en nuestras instituciones católicas latinas, del patriarcado latino, en tantas escuelas, en tantos hospitales y en tantas obras de caridad, por todos, sin distinciones. En cierto sentido, yo digo que todos los cristianos son míos: ya sean ortodoxos o armenios, no cambia nada de frente a Dios y a la historia.

Los cristianos de Tierra Santa sufren condiciones de vida particularmente difíciles, que a menudo los inducen a emigrar. ¿Qué esperan estos fieles de la visita del Papa?

Hoy como hoy todo el Oriente Medio sufre. Esperamos, estamos seguros de que el Santo Padre nos dará una palabra de aliento, para confirmarnos en esta fe. ¿Cuánto cuesta la fe aquí? Para tener fe aquí es necesario pagar un precio, cuesta. ¡No olvidemos que antes de nosotros también el Señor ha llorado! Continuamos rezando, llorando, acogiendo a los peregrinos: que sean todos bienvenidos, que se sientan en casa. Aunque la situación es lo que es. Pero no perdemos nunca la esperanza: el Señor nos ama y nos alienta.

¿Y la espera en las otras comunidades: la judía, la musulmana?

Afortunadamente todos piensan que el Santo Padre es un amigo. Y es natural que cualquier discurso, cualquier palabra para una mayor justicia, para una mayor dignidad, para una mayor colaboración tenga indirectamente una dimensión política.

 
¿Cuál impulso podrá dar el viaje del Papa Francisco a las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos?

Debemos esperar un poco para ver las reacciones en los diarios, las voces. No tenemos que anticiparnos y quemar las etapas.

En Siria ya se han superado tres años de guerra. El Papa varias veces ha levantado su voz, su oración por la paz, por las poblaciones afectadas por el conflicto. Y el patriarcado de Jerusalén está empeñado en la acogida y en la solidaridad por los prófugos sirios. Usted ha recordado que tendrá lugar una visita en Jordania, ¿cómo encontrará el Papa a estos prófugos?

Encontrará a estos prófugos en Jordania, pero no a todos, sólo a los niños. Tenemos, en efecto, un millón de prófugos. Los niños representan tantos campos, porque ya no hay un solo campo en Jordania. Los sirios están en todo el territorio jordano, hasta el sur, para buscar trabajo, vida, dignidad. Rezamos también por esta paz.

Recordemos la vez en que el Santo Padre llamó a todo su “ejército” de fieles a rezar por la paz y paró una guerra, un ataque militar, que era cierto, seguro. Y con la oración de tantos fieles, gracias a Dios, no tuvo lugar esta guerra.
 
En estas semanas, la Santa Sede ha confirmado el viaje del Papa, después de que los medios internacionales habían hablado de dificultades, incluso de cancelación, debido a las huelgas del servicio diplomático y de los empleados del ministerio del Exterior en Israel…

El viaje nunca ha sido cancelado. Se trataba de hipótesis de algunos periodistas. Esta huelga –que continúa, a decir verdad, no ha terminado- ciertamente influirá un poco en la preparación, pero el viaje se hará. Esperemos que esta huelga termine y que también Israel y los israelíes tengan la alegría de acoger al Santo Padre. Esperemos que sea así.

Y entonces, después de las visitas de Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI: ¿el Papa Francisco cómo podrá confirmar a los hermanos de Tierra Santa en la fe?

Nos toca a nosotros saber aprovechar al máximo esta bella voz profética. Es un padre que viene a rezar por nosotros, con nosotros, un padre que ama la oración, que ama la paz, que ama la unidad de los cristianos, que ama el diálogo. Vendrá a enfatizar estos valores cristianos.

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