Raúl Castro cumple la promesa hecha a Benedicto XVI
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Las visitas a Cuba de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, así como la paulatina apertura del régimen cubano a normalizar su relación con la Iglesia católica de la isla caribeña han traído consigo un anuncio que en cualquiera otro país latinoamericano sería absolutamente normal, pero que en Cuba es un bombazo informativo: los cubanos no tendrán que ir a trabajar este Viernes Santo ni tampoco en los próximos años porque ya es oficialmente un día de asueto.
Desde luego, no se trata de un día para conmemorar la muerte de Jesucristo, dirán los encargados de buscar eufemismos a las decisiones del régimen que encabeza Raúl Castro. Pero todo indica que éste ha cumplido, finalmente, con la promesa que le hiciera a Benedicto XVI en marzo de 2012: que en Cuba volverían a suspenderse las labores el Viernes Santo.
La información ha surgido desde el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la isla, que adelanta así una decisión adoptada el pasado mes de diciembre por la Asamblea Nacional del Poder Popular y que estaba previsto que entrara en vigor a partir de junio de 2014. En un comunicado publicado este martes por el diario oficial Granma, se deja en claro que el Código del Trabajo aprobado en diciembre de 2012, establece que habrá receso laboral el Viernes Santo de cada año.
El Ministerio del Trabajo cubano aclaró que quedan exentos de este día feriado aquellos que trabajen en "las labores relacionadas con la zafra azucarera y otros trabajos agropecuarios urgentes, industrias de proceso de producción continua, labores urgentes de carga y descarga, servicios de transporte y su aseguramiento técnico indispensable".
Tampoco será “festivo” los que trabajen en servicios "hospitalarios y asistenciales, farmacias y expendios de gasolina, funerarias, jardines vinculados con estas y cementerios, servicio de hospedaje, comunicaciones, transmisiones de radio y televisión, centros de recreación y atracciones turísticas, acopio y distribución de leche y demás servicios públicos básicos, y actividades de pesca y otras autorizadas por la ley".
Una promesa es una promesa
Según informaciones de diversos medios cubanos se trata de una promesa arrancada a Raúl Castro en marzo de 2012 por el ahora Papa emérito Benedicto XVI. La petición del entonces Pontífice al presidente cubano fue el que declarara festivo el Viernes Santo, respetando la religiosidad de los casi 5 millones de católicos que hay en la isla.
De acuerdo con las mismas fuentes, Raúl Castro accedió a hacerlo, aunque de forma "excepcional", hasta que el Parlamento considerara la cuestión. Por este motivo, el año pasado el Viernes Santo fue feriado aunque de manera excepcional pero a partir de este año ha quedado incluido así en el calendario laboral. Las procesiones católicas fueron suprimidas en Cuba en 1961 mientras que la festividad de Navidad se suprimió en 1969, como parte del enfrentamiento que mantuvo en esa época el entonces presidente, Fidel Castro, y la Iglesia Católica. La visita de Juan Pablo II en 1998 puso fin a ambas suspensiones y supuso el deshielo en la relación entre el régimen y la Iglesia.
Por otra parte, la Iglesia católica en la isla anunció que, como parte de las actividades por Semana Santa, un canal de la televisión nacional transmitirá una escenificación de la "Pasión del Señor" que tuvo lugar en la Catedral de La Habana. El año pasado, un canal nacional de la televisión estatal ya trasmitió en directo los oficios del Viernes Santo que encabezó el cardenal arzobispo de La Habana, monseñor Jaime Ortega Alamino