Respondemos a una consulta de un lector de Aleteia
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Si se buscara por todas partes algún dictamen de la Iglesia sobre la esterilización de animales, no se encontraría nada. No lo hay. ¿Por qué? Porque es algo que ni siquiera se toma en consideración.
El hombre supone un salto cualitativo sobre cualquier animal. No es cuestión de biología, sino de que el hombre tiene espíritu, puede entender, querer, y es libre. Los animales no. Actúan por instinto. En los hombres, en cambio, no puede hablarse estrictamente de instintos, porque pueden dominar sus tendencias. Por eso, solo puede haber valoración moral en la conducta humana, no en la animal. En los animales no hay pecado ni virtud. En el ámbito sexual, no hay por su parte ni inmoralidad ni amor.
De ahí que sea en sí mismo irrelevante la esterilización de un animal. No está, ni puede estar, orientada a una conducta inmoral por su parte. De ahí que puedan ser esterilizados si conviene a sus dueños. Si se hace contra la voluntad del dueño, puede estar mal en la medida en que supone dañar la propiedad ajena. Y nada más.