Más de 50.000 fieles en Roma de la Renovación Carismática para una gran fiesta
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¿Samba para los mundiales? Mucho más… Son los brazos de los 52.000 presentes en el Estadio Olímpico de Roma para la 37ª Convocatoria de la Renovación del Espíritu. Los fieles pertenecientes a este movimiento, después de una mañana de espera, de celebración y de fiesta, acogieron en el estadio al Papa Francisco.
Cuando cantan “Él vive, Jesús, el Señor”, el Papa canta con el estadio, abre los brazos. Un canto que conoce bien al haber sido, como escribe Famiglia Cristiana el 1 de junio, el referente episcopal y asistente espiritual de la Renovación en Argentina. Una relación de amistad, pero marcada por la franqueza. Tanto, que el entonces arzobispo de Buenos Aires no dejó de advertir a los líderes del movimiento que “confunden una celebración con una escuela de samba”, antes de estrechar buenas relaciones, sobre todo tras haber visto el trabajo del Movimiento con las personas más necesitadas.
Gran fuerza de evangelización
Lo recordó también el Papa: “Yo, al inicio de mi ministerio en Buenos Aires, no compartía su modo de rezar, pero después les conocí bien”. “Pocos meses antes de participar en el Conclave fui nombrado por la Conferencia Episcopal asistente espiritual de la Renovación en Argentina. La Renovación Carismática es una gran fuerza en el anuncio del Evangelio”.
El Papa, en la clausura, define el movimiento como “una corriente de gracia” y afirma sentirse en casa. Invoca el Espíritu Santo sobre los presentes en el Estadio Olímpico: “Concédenos la santa embriaguez del Espíritu”.
