Los presidentes de la Comisión, del Consejo y del Parlamento Europeo se unen a los líderes religiosos del continente para instar a las autoridades de Sudán a revocar el veredicto “inh
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Profundamente “preocupados y consternados”, los presidentes de la Comisión, del Consejo y del Parlamento europeos, así como los representantes de las principales comunidades religiosas en Europa han lanzado un llamamiento a las autoridades sudanesas para que liberen “urgentemente” a la joven cristiana Meriam Yahia Ibrahim Ishag, condenada por un tribunal islámico el pasado 15 de mayo a cien latigazos por adulterio y a la muerte en la horca por apostasía.
Meriam Yehya Ibrahim, de 27 años, nacida de padre musulmán y criada por su madre de religión cristiana ortodoxa, se casó con Daniel Wani, un cristiano originario de Sudán del Sur que tiene nacionalidad americana y trabaja para las Naciones Unidas.
Es madre de un niño de 20 meses, y desde el 27 de mayo de una niña nacida en las peores condiciones. En estos momentos, ambos se encuentran con ella tras los barrotes de su celda.
Después de la esperanza, a principios de junio, de una liberación inminente de la joven, desmentida rápidamente por las autoridades, el calvario y la suerte pendiente de un hilo de la joven han suscitado la indignación de los tres responsables europeos José Manuel Barroso, Herman Van Rompuy, y Martin Schulz.
Estos representantes han unido sus voces a las de los principales líderes religiosos del continente europeo para instar a las autoridades sudanesas a “respetar la libertad religiosa” y a revocar inmediatamente este “veredicto inhumano”.
Su texto fue aprobado por los líderes religiosos reunidos este martes 10 de mayo en Bruselas en el marco de un encuentro de diálogo entre las comunidades cristianas, judías, musulmanas, hindúes, budistas y sikhs y las instituciones europeas, informó Radio Vaticano.
En su declaración, recuerdan que “la libertad religiosa y de convicciones es un derecho humano universal que la Unión Europea tiene en alta estima y es necesario proteger en todas partes y por todos”.
El pasado 5 de junio, el presidente italiano Giorgio Napolitano, usó el mismo lenguaje ante las autoridades políticas, religiosas y judiciales de Jartum, recordándoles que la libertad religiosa es una base indisociable de los derechos humanos y que se la debe garantizar a todas las comunidades de creyentes.
En Roma, en París, en Bruselas, se espera que se confirmen las declaraciones de varios diplomáticos sudaneses que dan a entender a los medios que se va a revisar próximamente la sentencia.
En París, diplomáticos sudaneses habrían asegurado incluso que Meriam podría quedar libre “cualquier día”. Según los abogados de la joven cristiana, su caso deben examinarlo tres jueces.
También el primer ministro británico David Cameron ha alzado su voz para denunciar la condena a muerte por apostasía y ha apelado “al gobierno sudanés a anular el veredicto y a proporcionar inmediatamente el apoyo y los cuidados médicos adecuados para ella y sus hijos”.
Por el momento, Meriam, en su celda, se preocupa más por la suerte de su hijo de 20 meses que por ella misma: “Mi Martín, ¿permanecerá conmigo después de sus dos años?”, pregunta al diario italiano Avvenire a través de su abogado Mohaned Elnourau.
El juez que condenó a la joven anuló su matrimonio celebrado hace tres años con Daniel Wani: la sharia no autoriza las bodas entre un cristiano y una musulmana. Además, como Meriam es, según la ley islámica, musulmana como su padre, su hijo Martín es considerado un “hijo ilegítimo” y podría terminar, teme ella, en una “especie de orfanato”.