Tras su invocación durante un exorcismo, el demonio respondió violentamente que antes de Ella, todo era suyo en México
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La Virgen de Guadalupe causa mucho daño al demonio. Lo afirma Sante Babolin, sacerdote exorcista de la diócesis de Padua, Italia, en una entrevista al semanario Desde la fe, en la que se refiere a ella como “un arma contra el demonio”.
Tal como narra el semanario mexicano, el sacerdote atendía en su diócesis el caso de un joven con una posesión demoniaca.
Al iniciar el ritual del exorcismo el Padre Babolin sintió la necesidad de invocar a la Virgen de Guadalupe, por quien siente gran devoción: “Nuestra Señora de Guadalupe, Reina del Tepeyac, libéralo“, dijo entonces el exorcista. Ante lo que el demonio respondió de manera violenta: “Antes de Ella, todo esto era mío allá“, refiriéndose a México.
En ese momento, pensando en Tonanzin, diosa tierra de la antigua mitología mexicana, el exorcista hizo otra invocación: “Nuestra Señora de Guadalupe, tú que has destruido el imperio de Tonanzin (…)”, a lo que de inmediato respondió fuertemente el demonio: “Coatlicue”, que significa en tal mitología, serpiente.
Al terminar el rito, el Padre Babolin le preguntó al joven si conocía México y su historia pidiéndole que pronunciara la palabra ‘Coatlicue’, pero fue evidente que no sabía nada de culturas prehispánicas y menos de México.
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El sacerdote exorcista narró este episodio para dejar en evidencia que invocar a la Madre de Dios durante un exorcismo molesta mucho al demonio, en especial algunas advocaciones marianas, como Nuestra Señora de Guadalupe.
De acuerdo con el Padre Babolin, la Virgen causa gran daño al maligno porque ella expresa ternura maternal construyendo todo con amor y no con terror; asimismo, “su imagen de Madre exalta la familia, unida por espíritu maternal, que ofrece amor a los papás y a los hijos”.
“Y este mismo espíritu maternal -dijo refiriéndose específicamente a la Guadalupana- trabaja a fin de que todo el pueblo mexicano actúe en una fraternidad humana. Todo eso molesta al demonio”.
“Por este motivo -continuó el sacerdote-, desde el principio de mi ministerio de exorcismo, he invocado a Nuestra Señora de Guadalupe, a veces llamándola Santa María, Madre de Dios, Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de la Misericordia”.
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El triunfo de la Madre del Hijo de Dios sobre Satanás
El papa Juan Pablo II, al referirse a la Inmaculada Concepción, hace precisamente referencia al triunfo de la Virgen María, Madre del Hijo de Dios, sobre Satanás:
“El Hijo de María obtuvo la victoria definitiva sobre Satanás e hizo beneficiaria anticipadamente a su Madre, preservándola del pecado. Como consecuencia, el Hijo le concedió el poder de resistir al demonio, realizando así en el misterio de la Inmaculada Concepción el más notable efecto de su obra redentora (…) El apelativo llena de gracia y el Protoevangelio, al atraer nuestra atención hacia la santidad especial de María y hacia el hecho de que fue completamente librada del influjo de Satanás, nos hacen intuir en el privilegio único concedido a María por el Señor el inicio de un nuevo orden, que es fruto de la amistad con Dios y que implica, en consecuencia, una enemistad profunda entre la serpiente y los hombres“.
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Artículo originalmente publicado por Gaudium Press