¿Vuelve la pena de muerte, ahora a petición de los propios reos?
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En Holanda, una decisión sin precedentes del Ministerio de Justicia reconoció a Frank Van Den Bleeken, preso durante tres décadas por haber violado y asesinado a una niña, el derecho a pedir la eutanasia por “sufrimiento psicológico intolerable” (ABC).
La noticia es más impactante si cabe porque durante años, este hombre, a quien se le reconoció ser víctima de un trastorno psicológico, había visto negada reiteradamente su petición de ser internado en un centro especializado para curar su enfermedad mental. Los psicólogos que le atendían no consideraban “útil” su petición. Es decir, no le daban ninguna esperanza de rehabilitarse.
La decisión ha provocado una reacción en cadena: en 24 horas, otros quince presos belgas han pedido que se les conceda la eutanasia (El Mundo). Una puerta abierta que podría suponer la reinserción de la pena de muerte en el sistema penal belga, solo que… a petición de los propios reos.
El caso abre una puerta peligrosa sobre la pena de muerte, una puerta que Europa había cerrado hace décadas: pedir la eutanasia supone el fracaso de la reinserción social, da a entender que no hay esperanza de rehabilitación para quienes han cometido los crímenes, pero sobre todo reconoce que hay vidas “indeseables” que no merecen ser vividas.