El Papa señaló sus rasgos fundamentales en los encuentros organizados en el Vaticano para los obispos recién nombrados
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La comunión y la corresponsabilidad estuvieron en el centro de las jornadas de encuentros organizadas en el Vaticano para los obispos recientemente nombrados. Al final de las jornadas, éstos pudieron reunirse con el Papa Francisco, en presencia del cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los obispos y del cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales.
Intimidad, asiduidad, constancia, paciencia
En un discurso lleno de palabras de aliento, el Santo Padre explicó cuál debería ser según él el perfil ideal del obispo. Este nunca deberá dar por sentado su ministerio sino que deberá protegerlo para evitar su desgaste. Nunca deberá dejar de maravillarse ante el plan de Dios, ni tener miedo de caminar en su presencia y en la presencia de la Iglesia.
Es necesario que los pastores permanezcan junto a sus fieles con intimidad, asiduidad, constancia, paciencia, insistió el Papa Francisco. Fustigó a los obispos que siempre desean cambiar de destino, yendo y viniendo sin rumbo; obispos aburridos y pesimistas resignados a la oscuridad del mundo y la aparente derrota del bien, que claman en vano que la fortaleza ha sido atacada.
Disponibles en todo momento
Para el Soberano Pontífice, el obispo no es el defensor de un rebaño derrotado, sino el custodio del Evangelio de la alegría. Deberá velar sobre sus sacerdotes, dedicar tiempo a recibirles, a guiarles.
El obispo debe estar disponible en todo momento, afirmó el Papa Francisco, no sólo porque disponga de numerosos medios de comunicación, sino en razón del espacio interior que ofrece a los demás, sin discriminaciones, a sus necesidades concretas; obispos dispuestos a dispensarles la totalidad y la plenitud de la enseñanza de la Iglesia, y no un catálogo de normas.
Centinelas capaces de despertar a sus iglesias
El obispo de Roma quiso también ponerles en guardia contra la tentación de sacrificar su libertad rodeándose de cortesanos. Sed centinelas capaces de despertar a vuestras iglesias, les dijo, de velar sobre el pueblo de Dios pero sobre todo sobre los jóvenes y los ancianos; pues los primeros son nuestras alas, los segundos nuestras raíces.
No os dejéis llevar en el llanto nostálgico de un pasado fecundo pero que ya se ha ido. Dialogad con respeto con las grandes tradiciones en las que estáis inmersos sin tener miedo a perderos y sin necesidad de defender vuestras fronteras. No malgastéis vuestras energías en el enfrentamiento, les recomendó para terminar, construid y amad.
Artículo publicado en la edición francesa de Radio Vaticano y traducido por Aleteia