Lo que son y lo que no son los ángeles
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Hay muchas personas que coleccionan imágenes de ángeles porque se han puesto de moda. Pero, ¿qué son los ángeles?
De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia, los ángeles son criaturas espirituales que glorifican a Dios sin cesar y que sirven sus designios salvíficos con las otras criaturas: “Los ángeles cooperan en toda obra buena que hacemos” (Santo Tomás de Aquino).
Ángeles “piratas”
En el lenguaje popular de la Ciudad de México, llamamos “piratas” a los productos falsificados o a las personas que ejercen un oficio sin las debidas licencias, por ejemplo: un taxi pirata, discos, películas, perfumes, licores y ropa piratas.
Estos productos copian o imitan a los originales para engañar a los compradores. O a veces los compradores adquieren productos piratas a sabiendas, porque no pueden adquirir el producto original por ser inaccesible a su bolsillo.
¡También hay ángeles “piratas”! que imitan a los originales y se hacen pasar por ellos engañando a los consumidores.
Lo que no son los ángeles:
· No son humanos que han muerto y que vienen a la tierra a cumplir una misión, como nos lo dicen las películas norteamericanas una y otra vez.
· No son humanos que han muerto en su tierna infancia y que van a unirse al coro de los ángeles en el cielo.
· No son seres de otros planetas que vienen a hacernos el bien.
· No son otros dioses que rigen los destinos de los hombres a su capricho.
Lo que sí son:
Son criaturas. Es decir, son seres creados por Dios, “Creador de todo lo visible y lo invisible”. No son dioses menores.
Espirituales. El creador de todas las cosas quiso crear al hombre, un ser animal (ni modo), pero diferente a los demás animales por tener un alma espiritual. El ser humano es material y espiritual. El ángel, en cambio, es solamente espíritu creado, no tiene cuerpo material.
Cuando se presentan a los hombres en cumplimiento de su misión divina, toman figura humana para que podamos verlos, pero ellos no tienen cuerpo.
Los pintamos con alas para significar su misión de mensajeros de Dios (“Voy volando”). Posiblemente nos hayamos inspirado en las mitologías de los persas, de los griegos y de los romanos para pintarlos con alas.
Que glorifican a Dios sin cesar. Son criaturas ordenadas a la alabanza de Dios su creador. En él encuentran su plenitud angélica y su felicidad.
Y que sirven sus designios salvíficos con las otras criaturas. La palabra “ángel”, en griego, significa “mensajero”, y ese es el oficio de estos espíritus creados por Dios.
Los ángeles cooperan en toda obra buena que hacemos. Nuestra creencia es que todos tenemos un ángel de la guarda puesto por Dios como fiel custodio de nuestra salvación.
Hay ángeles y ángeles
Poco sabemos de la naturaleza de los ángeles, pero en la Biblia se mencionan con diferentes nombres que quizás indiquen una especie de cargo o de oficio: ángeles, arcángeles, principados, potestades, virtudes, dominaciones, tronos, querubines y serafines.
¿Los ángeles tienen nombre? Somos los humanos los que tenemos necesidad de poner nombres. Poner nombre a algo nos hace ser un poco dueños de lo nombrado. Por eso los ángeles nos dan su nombre para hacernos sentir que son nuestros. Pero solamente conocemos el nombre de los arcángeles Rafael (Dios cura), Gabriel (Varón de Dios o fuerza de Dios) y Miguel (¿Quién como Dios?)
Los demás nombres de los arcángeles han salido de libros que no están en la Biblia, y que pertenecen a las tradiciones judías o cristianas.
Todos los demás nombres que se les dan a los ángeles pertenecen a esa doctrina pirata que la Iglesia no enseña y no acepta.
¡Por fin!: san Miguel Arcángel
A san Miguel Arcángel –cuya fiesta se celebra el 29 de septiembre– lo representamos como un fuerte soldado con alas que, espada o lanza en mano, somete bajo sus pies al Demonio, mientras en la otra mano empuña una bandera que lleva el lema “¿Quién como Dios?”, que es la traducción de su nombre.
Según la tradición judeocristiana y la Biblia, Miguel es el príncipe de las milicias celestiales que se enfrentó al ángel rebelde (¡el Diablo también es un ángel!) que, como criatura libre, se reveló contra Dios al grito de “¡No serviré!”, encabezando a otros ángeles rebeldes.
Miguel los venció y los precipitó al infierno para siempre.
Por eso la Iglesia lo tiene como patrono muy especial en la lucha contra el diablo y lo invoca en momentos de persecución y de prueba.
Para nuestra vida
No perdamos la devoción a los santos ángeles que nos inculcaron nuestros padres cuando éramos niños. El culto de veneración a los ángeles y a los santos es grato a Dios, porque en ellos vemos la gracia divina dada con generosidad por el que es dueño y dador de todas las gracias.
Hoy también están de moda los endemoniados, que en la mayoría de los casos no son más que enfermos, pero ciertamente el Demonio nos acecha y nos tienta sutilmente. En ese momento invoquemos al arcángel san Miguel y digamos su lema de combate: “¿Quién como Dios?”
Por el padre Sergio G. Román
Artículo publicado originalmente por SIAME