El Papa Francisco escoge a otros 6 padres sinodales para la redacción del documento conclusivo que enfrentará los problemas de la familia
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Se ha hablado mucho del método del sínodo sobre la familia y sobre las novedades introducidas respecto al procedimiento seguido habitualmente para este instrumento, expresión de la colegialidad de los obispos.
Anunciada a través de un boletín de la Sala de Prensa vaticana y retomada también en el briefing cotidiano con los periodistas, es la decisión del Papa Francisco de flanquear, para la redacción de la Relatio Synodi (es decir, del documento final del Sínodo de obispos) que será votada el 18 de octubre, al Relator General, el cardenal Peter Erdo, al Secretario Especial, monseñor Bruno Forte y al Secretario General, el cardenal Lorenzo Baldisseri, otros seis padres sinodales.
Para este grupo especial de apoyo a la confección del documento final, el pontífice ha escogido al cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, el arzobispo de Washington, el cardenal Donald W. Wuerl, monseñor Victor Manuel Fernández, el rector de la Universidad Católica Argentina, monseñor Carlos Aguiar Retes, presidente de la Conferencia Episcopal de América Latina, monseñor Peter Kang U-II, presidente de la Conferencia Episcopal Coreana y al superior General de los Jesuitas, el padre Adolfo Nicolas.
La Relatio Synodi -ha precisado monseñor Diarmuid Martin, arzobispo de Dublín, interviniendo en el briefing-será “más similar a un Instrumentum laboris”, es decir, el documento preparatorio del sínodo, que a las propositiones, que normalmente lo concluían.
La novedad se afina con el “doble” pasaje de la reflexión sobre la familia que no termina con el Sínodo en curso, sino que proseguirá en el Sínodo del 2015. Se trata de un “nuevo método” y el trabajo del Sínodo consiste en “recoger el fruto de las reflexiones, no sacar conclusiones finales”.
“El documento debe llevar adelante un proceso – añadió Martin – el Papa nos dirá cómo: yo tampoco vuelvo a mi diócesis y guardo los documentos sinodales, sino que el debate continúa”.
Mientras tanto, después de la conclusión del debate general y las intervenciones de los “delegados fraternos”, representantes de otras confesiones cristianas, el sínodo ha comenzado el trabajo de los “círculos menores”, los grupos de trabajo lingüísticos que, además de elegir a los propios moderadores y relatores, han comenzado, ha afirmado el portavoz vaticano, el padre Federico Lombardi, a “hablar más bien libremente sobre los diversos argumentos” surgidos en la asamblea.
Los círculos “retomarán en la tarde del lunes” después que, en la mañana, sea presentada a los padres sinodales la “relatio post disceptationem”, es decir, la relación intermedia entre la “relatio ante disceptationem”, leída el lunes en la apertura del sínodo por el cardenal relator Peter Erdo, y la “relatio finalis” que será votada el próximo sábado y será luego entregada al Papa.
“En el momento – dijo Martin al responder a las solicitudes de los periodistas – imaginaría que la ‘Relatio’ del lunes llame la atención sobre la diferencias surgidas. No pienso que este sínodo lleve a la conclusión, existen debates teológicos que van hacia delante desde hace veinte años”. Al mismo tiempo “el sínodo no puede limitarse a repetir la misma doctrina de hace veinte años. Es necesario encontrar un nuevo lenguaje y puede existir un desarrollo de la doctrina”.
Según Martin, el Sínodo “debe enfrentar el compromiso ordinario cotidiano de los católicos en la vida matrimonial”, y “los jóvenes deben ser ayudados a entender qué comporta el compromiso del matrimonio porque para ellos es difícil entender un compromiso ‘para toda la vida’”.
Muchos problemas, según el arzobispo de Dublín, derivan de la falta de formación adecuada, pero no bastan “dos días de preparación al matrimonio, es necesaria una catequesis más fuerte”
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“El grupo de católicos que vive plenamente la doctrina de la Iglesia es reducido” y la pastoral, según Martin deberá enfrentar, además de la situación de los divorciados vueltos a casar, “las situaciones irregulares como las parejas de hecho”.
Martin está convencido que “a largo plazo se encontrará un acuerdo de fondo sobre el hecho que misericordia y verdad van juntas: no es que por una parte existe la verdad que es un dogma y por otra la misericordia, junto a la enseñanza de la Iglesia. Pero no es fácil encontrar caminos concretos para llevarlas juntas”.
“El debate – prosiguió el arzobispo de Dublín – hasta ahora ha sido muy abierto”, las personas “han hablado con franqueza” y también en los círculos menores se necesita “presentar también la opinión de la minoría y no simplemente la opinión de la mayoría en el grupo”.
Existe la voluntad, continuó el arzobispo irlandés, de considerar “qué ha surgido del cuestionario” enviado por el Vaticano a las diócesis de todo el mundo, “y qué ha dicho el mismo sínodo. El Papa ha mantenido que ninguno se lleve la impresión de no haber tenido la posibilidad de decir lo que piensa. Y todos han escuchado con gran respeto”.