En los círculos menores del Sínodo se trabaja sobre los contenidos del documento final
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Precisar, añadir, enmendar: los diez círculos menores, cuyas síntesis se harán públicas en breve, han intervenido sobre el texto de la Relatio post disceptationem (resumen después de la discusión) del Sínodo sobre la familia trabajando para una clarificación del texto en cuanto a forma y contenidos. Lo explicaron en el briefing diario en la Sala de Prensa de la Santa Sede, mons. Joseph Edward Kurtz, presidente de la Conferencia episcopal de Estados Unidos de América, el cardenal Lluis Martinez Sistach, arzobispo de Barcelona, y mons. Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización, respectivamente moderadores los primeros dos y relator el último, de un grupo lingüístico.
El "cómo" los círculos menores han trabajado con el cincel el texto de la síntesis presentada el pasado lunes por el relator del Sínodo, cardenal Peter Erdö, y se ha hecho evidente a través de algunos ejemplos. En líneas generales, según Sistach, era necesario corregir "un desequilibrio" entre la afirmación de la belleza del matrimonio cristiano y las situaciones difíciles. "Para que los matrimonios sean felices y duraderos – afirmó el arzobispo de Barcelona – es importante esforzarse. Pero algunos matrimonios no lo consiguen, y por tanto debe intervenir la actitud maternal de la Iglesia. Pero no debe haber desproporción entre la atención a la primera realidad y la segunda. La primera realidad, por otro lado, reduce la segunda: cuantos más matrimonios sean felices, menos divorcios habrá ".
Para monseñor Kurtz, otro esfuerzo por parte de los grupos se ha hecho en la dirección de "colocar claramente las decisiones pastorales en conexión con la Sagrada Escritura y la doctrina de la Iglesia" y de recoger no sólo las opiniones personales, sino "el resultado de la consulta que tuvo lugar antes del Sínodo en las diócesis particulares".
Han habido, además, referencias a temas que no habían surgido en el debate del aula: "en mi grupo – contó mons. Fisichella – se incluyó la referencia a las adopciones, no sólo por parte de las familias cristianas, que son testigos del amor gratuito de las familias" y se insistió para que "los procesos de declaración de nulidad del matrimonio sean totalmente gratuitas para que no haya sospechas de interés económico por parte de la Iglesia". Las enmiendas, subrayó Fisichella, se han referido también a “palabras concretas": por ejemplo, la palabra "algunos" en lugar de "numerosos" referida al número de padres sinodales que acogen una cierta "visión del debate".
Lo que introduce la cuestión de "cuánto" se pueda enmendar el texto de la Relatio post disceptationem, cuestión sobre la que se apuntó principalmente el fuego de las preguntas de los periodistas, acusados en días precedentes de no haber interpretado correctamente la naturaleza del documento y de no haber subrayado bastante que se trata de un texto "work in progress" y no definitivo. La materia del debate, en particular, ha tenido que ver con las que se han titulado como “aperturas" en el tema del acceso a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar, y las parejas homosexuales.
Las intervenciones en el briefing han excluido la influencia de "lobbies" que expresarían a los grupos más conservadores: "todos los padres sinodales – reafirmó Martinez Sistach – han hablado con mucha libertad, siguiendo la invitación del Papa Francisco. No hay condicionamientos de ningún tipo", y subrayó que la oración del pueblo de Dios, en el Sínodo y en la Sagrada Familia de Barcelona, donde se han distribuido entre los fieles y los peregrinos 470.000 libertos con la oración del Papa para la cumbre de los obispos sobre la familia, "sea útil para la libertad de la Iglesia. No debe expresarse la voluntad de los grupos, sino la de Dios ".
¿Quedará la referencia subrayada en la Relatio a los “elementos positivos" que pueden captarse también en las situaciones irregulares? También aquí hace falta al menos una precisión: "sólo el término convivencia es ambiguo – afirmó mons. Fisichella – porque algunas están abiertas al matrimonio, otras no tienen el carácter de la estabilidad o de la fidelidad". Los elementos positivos, por tanto, o los "semina verbi" que el Concilio indicaba también en las demás culturas, pueden extraerse solo "en las situaciones que respetan la dignidad de la persona".
En lo que respecta a los homosexuales – "los homosexuales tienen mucho que ofrecer" a la comunidad eclesial, afirma la Relatio –, "en el círculo – afirmó Fisichella – se pidió afrontar la cuestión desde el punto de vista de la familia para no ir más allá del tema del Sínodo". Es necesario, por tanto, tomar en consideración "a las familias donde hay hijos e hijas homosexuales, allí la actitud de la Iglesia debe ser de comprensión y acogida" y aún más hacia "los hijos de los homosexuales que piden los sacramentos: deben encontrar un contexto de acogida sin discriminación alguna". Sobre la posibilidad del reconocimiento de las uniones gay por parte de la ley estatal, "cuando una sociedad se encuentra afrontando temas de este tipo – afirmó mons. Fisichella -, debe hacerlo con método democrático y con un debate en el Parlamento, sin aislar a ninguna postura".
Pero sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar, ¿hay una mayoría de sí? "Hay una idea de acogida – ha respondido mons. Kurtz -, pero también la necesidad de estudio atento para que todo esfuerzo se base en la doctrina ".
El trabajo continua.