Estos rosarios se rezan cada día del 28 de octubre al 12 de diciembre
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Monseñor Antonio Plancarte y Labastida es recordado en la arquidiócesis de México por su amor a la Virgen de Guadalupe, de cuyo templo en el Tepeyac fue digno Abad a finales del siglo XIX. Gracias a él se consiguió la coronación pontificia de la sagrada imagen de la Virgen en 1895 y para esa ocasión mandó reconstruir y agrandar la antigua basílica. A él se le atribuye también la devoción de los 46 rosarios en honor de la Virgen de Guadalupe, uno por cada una de las estrellas de su manto.
Estos rosarios se rezan cada día desde el 28 de octubre para terminar el 12 de diciembre, de preferencia en familia o en el templo con la comunidad.
¿Cómo se reza?
El rezo del Rosario es muy sencillo: se enuncia el misterio del rosario que se va a meditar, según el día; se busca en la Biblia el texto y se lee, se escucha con atención y se medita en silencio; se reza un Padre Nuestro y diez Ave Marías y, al final, se dice una jaculatoria. Sugerimos ésta: ¡Santa María de Guadalupe, Reina de México, salva nuestra Patria y protege nuestra fe! Después de la jaculatoria, se enuncia otro misterio.
Misterios del Santo Rosario
Misterios de Gozo (lunes y sábado): La Anunciación (Lc 1,38). La Visitación (Lc 1, 39-40). La Navidad (Lc 2, 7). La Presentación al Templo (Lc 2, 22). El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo (Lc 2, 46).
Misterios de Luz (jueves): El Bautismo de Jesús (Mt 3, 17). Las Bodas de Caná (Jn 2, 1-12). El Anuncio del Reino y la invitación a la conversión (Mc 1, 15). La Transfiguración (Lc 9, 35). La Divina Institución de la Eucaristía (Mt 26, 26-29).
Misterios de Dolor (martes y viernes): La oración de Jesús en el huerto (Lc 22, 44). La Flagelación (Jn 19, 1). La Coronación de espinas (Jn 19, 2). Jesús con la cruz a cuestas (Jn 19, 17). La Crucifixión (Jn 19, 18).
Misterios de Gloria (miércoles y domingo): La Resurrección (Lc 24, 5-6). La Ascensión (Lc 24, 51). Pentecostés (Hch 2, 3-4) La Asunción *. La Coronación de María como Reina de los cielos. (2 Tim 6-8).
*Como no hay un texto bíblico que haga referencia a éste hecho, por pertenecer a la tradición de la Iglesia, podemos meditar en el texto de la declaración del dogma de la Asunción escrito por el Papa Pío XII en 1950: “Después que una y otra vez hemos elevado a Dios nuestras preces suplicantes e invocado la luz del Espíritu de Verdad, para gloria de Dios omnipotente que otorgó su particular benevolencia a la Virgen María, para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte, para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda la Iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado. Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial” (D. 2333).
Terminado el quinto misterio, se rezan tres Ave Marías y la Salve.
Tradicionalmente terminamos el Santo Rosario con el rezo de las Letanías Lauretanas a las que podríamos agregar alguna petición particular en beneficio de nuestra familia o de nuestra persona. Por ejemplo: Para que nos concedas reconciliarnos, ruega por nosotros… Para que des salud a nuestros enfermos… Para que en nuestra colonia haya paz… Para que consueles nuestro dolor…
Es bueno, también, cantar algunas alabanzas marianas antes del rosario, entre misterio y misterio y al final de nuestra oración.
Artículo originalmente publicado por SIAME