“The Sisterhood: Becoming Nuns”, la nueva serie americana, tiene un inicio desconcertante: seguir a cinco jóvenes en sus caminos de discernimiento para hacerse religiosas
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Cuesta imaginar algo más paradójico que la decisión íntima de una joven de hacerse religiosa… ¡bajo los focos! Es lo que busca el reality show The Sisterhood: Becoming nuns, que se estrena este martes 25 de noviembre en Estados Unidos.
Sin embargo, la emisión no está animada por malas intenciones. Las cinco chicas elegidas, simpáticas y agradables, atraen a la cámara y desoxidan la típica imagen de religiosa que a veces tenemos en la cabeza.
Stacey Jackson, una de las candidatas, defiende el programa televisivo The Sisterhood. Ella ve la emisión como un medio de evangelización: “Tenemos la misión de llegar a la gente, y los de mi generación están en línea o ven la televisión”.
La joven es una rara avis: a los 12 años, mientras sus compañeras se pegaban posters de Orlando Bloom en las paredes de sus habitaciones, ella se apasionaba por santa Teresa de Lisieux.
Tiene una carrera de actriz en un medio en el que su fe desentona, pero a sus 26 años se pregunta si debería abandonar la cámara por el velo.
Su atípico recorrido atrajo al productor de The Sisterhood: Becoming nuns [La Hermandad: haciéndose monjas, n.d.t.]. A Stacey le acecha una duda: “Querría estar segura de que él se toma la fe en serio antes de comprometerme”.
Tranquilizada sobre este punto, ha querido también tener una confirmación de su querida Teresa, pidiéndole que le mostrara si debía participar en esta emisión. Nueve días después, le entregaron una flor en un carnaval: era el signo que ella esperaba.
“Tienen un verdadero sentido de la alegría”
Las etapas de su discernimiento y el de sus cuatro compañeras, capturadas por las cámaras, desentonarán en el universo de la televisión, asegura la actriz.
“¿Se pregunta la gente lo que es importante en la vida? ¿Quién soy yo sin mi teléfono, mi maquillaje o la atención de los hombres?”, plantea la actriz.
“La gente cree que las religiosas son agrias y aburridas, pero nunca me había reído tanto como con ellas –continúa-. Tienen un verdadero sentido de la alegría, aunque no las atrapan nuestras pequeñas esclavitudes. Están alegres y así atentas”.
Según uno de los productores dirigidos por Jackson en el pasado, ella no es sólo una “superactriz”, sino también “una joven cuya fe es contagiosa”.