Un clásico himno a la Virgen María propio del Oriente cristiano
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Nacido en el Oriente cristiano hace 1.500 años, el Akáthistos es uno de los himnos litúrgicos dedicado a la Madre de Dios (en griego, Theotokos: la que dio a luz a Dios).
Literalmente Akáthistos significa “no sentado” y se llama así porque se canta y se escucha de pie en señal de reverencia, como el Evangelio, a diferencia de otros himnos en la liturgia bizantina.
Es un himno de acción de gracias, según el relato del Sinaxario, una compilación de hagiografías de Iglesias ortodoxas y católicas orientales comparable al martirologio de la Iglesia romana, indica el diccionario de Corazones.org.
Los cristianos se lo cantaban a la Virgen en las celebraciones nocturnas de agradecimiento por sus prodigiosas intervenciones en la ciudad de Constantinopla, consagrada a ella, que recurría a su protección cuando se veía asediada por los bárbaros y le daba gracias con vigilias y cánticos en su honor.
Los libros litúrgicos y la mayoría de manuscritos han transmitido el Akáthistos como un himno anónimo.
Sin embargo, como señala el Instituto de Teología San Juan Damasceno de la libanesa Universidad del Balamand citando a la Iglesia ortodoxa antioquena, “un himno tan elaborado no se compuso ciertamente en una noche; más que un momento y un arte, expresa una vida”.
AKATHISTOS
Salve, por ti resplandece la dicha;
Salve, por ti se eclipsa la pena.
Salve, levantas a Adán, el caído;
Salve, rescatas el llanto de Eva.
Salve, oh cima encumbrada a la mente del hombre;
Salve, abismo insondable a los ojos del ángel.
Salve, tú eres de veras el trono del Rey;
Salve, tú llevas en ti al que todo sostiene.
Salve, lucero que el Sol nos anuncia;
Salve, regazo del Dios que se encarna.
Salve, por ti la creación se renueva;
Salve, por ti el Creador nace niño.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, tú guía al eterno consejo;
Salve, tú prenda de arcano misterio.
Salve, milagro primero de Cristo;
Salve, compendio de todos los dogmas.
Salve, celeste escalera que Dios ha bajado;
Salve, oh puente que llevas los hombres al cielo.
Salve, de angélicos coros solemne portento;
Salve, de turba infernal lastimero flagelo.
Salve, inefable, la Luz alumbraste;
Salve, a ninguno dijiste el secreto.
Salve, del docto rebasas la ciencia;
Salve, del fiel iluminas la mente.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, oh tallo del verde Retoño;
Salve, oh rama del Fruto incorrupto.
Salve, al pío Arador tú cultivas;
Salve, tú plantas quien planta la vida.
Salve, oh campo fecundo – de gracias copiosas;
Salve, oh mesa repleta – de dones divinos.
Salve, un Prado germinas – de toda delicia;
Salve, al alma preparas – Asilo seguro.
Salve, incienso de grata plegaria;
Salve, ofrenda que el mundo concilia.
Salve, clemencia de Dios para el hombre;
Salve, del hombre con Dios confianza.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, Nutriz del Pastor y Cordero;
Salve, aprisco de fieles rebaños.
Salve, barrera a las fieras hostiles;
Salve, ingreso que da al Paraíso.
Salve, por ti con la tierra – exultan los cielos;
Salve, por ti con los cielos – se alegra la tierra.
Salve, de Apóstoles boca – que nunca enmudece;
Salve, de Mártires fuerza – que nadie somete.
Salve, de fe inconcuso cimiento;
Salve, fulgente estandarte de gracia.
Salve, por ti es despojado el averno;
Salve, por ti revestimos la gloria.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, oh Madre del Sol sin ocaso;
Salve, aurora del místico Día.
Salve, tú apagas hogueras de errores;
Salve, Dios Trino al creyente revelas.
Salve, derribas del trono – al tirano enemigo;
Salve, nos muestras a Cristo – el Señor y el Amigo.
Salve, nos has liberado – de bárbaros ritos;
Salve, nos has redimido – de acciones de barro.
Salve, destruyes el culto del fuego;
Salve, extingues las llamas del vicio.
Salve, camino a la santa templanza;
Salve, alegría de todas las gentes.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, levantas al género humano;
Salve, humillas a todo el infierno.
Salve, conculcas engaños y errores;
Salve, impugnas del ídolo el fraude.
Salve, oh mar que sumerge – al cruel enemigo;
Salve, oh roca que das de beber – a sedientos de Vida.
Salve, columna de fuego – que guía en tinieblas;
Salve, amplísima nube – que cubres el mundo.
Salve, nos diste el Maná verdadero;
Salve, nos sirves Manjar de delicias.
Salve, oh tierra por Dios prometida;
Salve, en ti fluyen la miel y la leche.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, azucena de intacta belleza;
Salve, corona de noble firmeza.
Salve, la suerte futura revelas;
Salve, la angélica vida desvelas.
Salve, frutal exquisito – que nutre a los fieles;
Salve, ramaje frondoso – que a todos cobija.
Salve, llevaste en el seno – quien guía al errante;
Salve, al mundo entregaste – quien libra al esclavo.
Salve, plegaria ante el Juez verdadero;
Salve, perdón del que tuerce el sendero.
Salve, atavío que cubre al desnudo;
Salve, del hombre supremo deseo.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, mansión que contiene el Inmenso;
Salve, dintel del augusto Misterio.
Salve, de incrédulo equívoco anuncio;
Salve, del fiel inequívoco orgullo.
Salve, carroza del Santo – que portan querubes;
Salve, sitial del que adoran – sin fin serafines.
Salve, tú sólo has unido – dos cosas opuestas:
Salve, tú sola a la vez – eres Virgen y Madre.
Salve, por ti fue borrada la culpa;
Salve, por ti Dios abrió el Paraíso.
Salve, tú llave del Reino de Cristo;
Salve, esperanza de bienes eternos.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, sagrario de arcana Sapiencia;
Salve, despensa de la Providencia.
Salve, por ti se confunden los sabios;
Salve, por ti el orador enmudece.
Salve, por ti se aturden – sutiles doctores;
Salve, por ti desfallecen – autores de mitos;
Salve, disuelves enredos – de agudos sofistas;
Salve, rellenas las redes – de los Pescadores.
Salve, levantas de honda ignorancia;
Salve, nos llenas de ciencia superna.
Salve, navío del que ama salvarse;
Salve, oh puerto en el mar de la vida.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, columna de sacra pureza;
Salve, umbral de la vida perfecta.
Salve, tú inicias la nueva progenie;
Salve, dispensas bondades divinas.
Salve, de nuevo engendraste – al nacido en deshonra;
Salve, talento infundiste – al hombre insensato.
Salve, anulaste a Satán – seductor de las almas;
Salve, nos diste al Señor – sembrador de los castos.
Salve, regazo de nupcias divinas;
Salve, unión de los fieles con Cristo.
Salve, de vírgenes Madre y Maestra;
Salve, al Esposo conduces las almas.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, oh rayo del Sol verdadero;
Salve, destello de Luz sin ocaso.
Salve, fulgor que iluminas las mentes;
Salve, cual trueno enemigos aterras.
Salve, surgieron de ti – luminosos misterios;
Salve, brotaron en ti – caudalosos arroyos.
Salve, figura eres tú – de salubre piscina;
Salve, tú limpias las manchas – de nuestros pecados.
Salve, oh fuente que lavas las almas;
Salve, oh copa que vierte alegría.
Salve, fragancia de ungüento de Cristo;
Salve, oh Vida del sacro Banquete.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, oh tienda del Verbo divino;
Salve, más grande que el gran Santuario.
Salve, oh Arca que Espíritu dora;
Salve, tesoro inexhausto de vida.
Salve, diadema preciosa – de reyes devotos;
Salve, orgullo glorioso – de sacros ministros.
Salve, firmísimo alcázar – de toda la Iglesia;
Salve, muralla invencible – de todo el Imperio.
Salve, por ti enarbolamos trofeos;
Salve, por ti sucumbió el adversario.
Salve, remedio eficaz de mi carne;
Salve, inmortal salvación de mi alma.
Salve, ¡Virgen y Esposa!
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