La cantante estadounidense, convertida al catolicismo, es una de las artistas más reconocidas por la calidad y profundidad de sus temas
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“Todo el mundo tiene un corazón hambriento y a nadie le gusta estar solo”, ha cantado Bruce Springsteen en su Hungry heart, del cual Audrey Assad hizo una versión en su álbum The house you’re bulding, de 2010.
En ella, Assad, quien tiene al Boss, como uno de sus artistas preferidos, expresa que ese corazón hambriento está hecho a la medida de quien puede saciarlo —como descubrió hace siglos Agustín de Hipona—: Dios. De Él ha desvelado que ha sido “un perseguidor muy constante e implacable de mi corazón”, que ha puesto en letra y música en su tema Retless.
Con querencia confesa por Springsteen, la quien es considerada como uno de los portentos actuales en el ámbito musical cristiano-católico, tuvo sus primeros encuentros con la música desde sus inicios, porque con dos años comenzó a tocar el piano e, incluso, antes a cantar, según ha declarado.
Audrey había nacido en Secacus, Nueva Yersey (USA) en 1983 de una familia protestante de madre americana y padre sirio. Eran años en los que ella empezó a descubrir y a devorar los discos de The Carpenters, James Taylor, Celine Dion y un buen grupo de autores franceses y orientales, cuestión ésta última relacionada con los orígenes de su padre. Con él, pasó buena parte de su adolescencia atendiendo los negocios de aquel.
En la carretera y su conversión
A caballo de sus preferencias profanas, se enganchó también a oír a cantautores protestantes como Nichole Nordeman y Cindy Morgan, y fue a los 19 años cuando se inició en la escritura de sus propios temas. Temas que escuchaban quienes asistían a cafés, bodas y otros recintos donde actuaba para sacarse unos dólares mientras asistía a la universidad. Más tarde decidió marchar a Nashville porque vio en la meca del “country” el camino a seguir, aduana necesaria por la que pasar para dedicarse hasta el fondo a componer y cantar. A los 25 años, cumpliría uno de sus sueños: grabar su primer disco, Firefly (2008). Con todo, seguía trabajando de niñera para mantenerse.
Con Matt Maher, hizo algunas giras y firmó un contrato con la discográfica EMI como compositora y colaborando con otros artistas.
Un punto de inflexión en su vida fue su ingreso en la Iglesia católica en 2007. Ha declarado que cambió su concepción de Dios: de pasar de un padre rígido a conocer la cercanía paternal que nos desvela Jesús en el Evangelio. No fue un camino fácil porque la imagen que le había llegado del catolicismo era muy sesgada, pero su pasión por Cristo le llevó a superar todos los escollos y a bautizarse.
Una voz prodigiosa
A partir de aquel momento, se hicieron más patentes sus preferencias por san Agustín y el poeta y jesuita inglés Gerard Manley Hopkins (con el que sintoniza también el papa Francisco, como ha declarado). Son algunos de sus referentes vitales, porque Audrey Assad es una apasionada de la literatura y de la poesía. De entre todo su equipaje cultural, escribe e interpreta sus canciones que incluyen temas religiosos y profanos tratados desde su fe católica.
Sus registros vocales son amplísimos por eso puede cantar desde folk hasta jazz, gracias también a la profundidad con la que interioriza cada tema. Así sus actuaciones son un derroche interpretativo que arrastra al público hacia posturas proclives a la contemplación.
En 2010, lanzó su primer álbum de estudio, The House you’re Building, grabado en Galt Line Studio en Los Ángeles. El álbum fue reconocido como “Mejor álbum del 2010” en la categoría de música cristiana por Amazon y consiguió ser la artista nueva más vendida en la categoría de música cristiana, según SoundScan. Alcanzó el número 12 en la lista Christian Billboard Chart y el 6 en el Heatseekers Chart. En este trabajo, encontramos sonidos y mezclas de jazz, folk y soft.
Con William Gen Price III, se casó en 2011 y un año más tarde lanzaría Heart con la producción de Marshall Altman y donde colaboraron varios compositores como Derek Web y Mia Fieldes. Logró alcanzar el puesto 86 en el US Billboard 200 y el 3 en el ranking del Billboard Christian Album.
Más madura en letras y en composición, Heart cuenta también con unos arreglos más trabajados, donde emocionan por su fondo y su forma temas como O my soul, Slow y Breaking You, que podemos encontrar en Youtube como buena parte de su discografía. En agosto de 2013, presentó su último trabajo, Fortunate fall.
Con buenas opiniones de crítica y público, Assad ha conseguido situarse en lo alto de los intérpretes cristianos. Cima desde la que persigue primeramente “arrojar algo de luz” para los desesperados, afirma, pero sabe que eso sólo “depende de Dios”, porque es solo Él “quien puede sanar los corazones”. Esos corazones, que sin saberlo, siempre están hambrientos de Infinito.