James Robertson, de 56 años, camina horas a su trabajo en la ciudad, para luego volver a su hogar y dormir apenas un par. Esta rutina la repite día a día. No tiene dinero suficiente para comprar un coche ni, menos aún, para mudarse a otro lugar. Después de que el diario local publicara su historia, cientos de habitantes se han unido para reunir donaciones y comprarle un coche. Su historia te dejará impactado:
Los últimos serán los primeros
Aleteia Team - publicado el 07/02/15
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