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¿Es posible transformar socialmente las cosas?

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Aleteia Team - publicado el 27/02/15
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Pablo Martínez Osés, “Plataforma 2015 y más”: “He visto cambiar muchas cosas en poco tiempo”

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Entrevista y fotos / Javier Sánchez Salcedo

Pablo Martínez Osés empezó a interesarse en la época de estudiante por la situación de injusticia que se vivía en los barrios de chabolas de Madrid. Después se implicó en las movilizaciones del 0’7. Diez años después diseñó la campaña Pobreza Cero y actualmente coordina la ‘Plataforma 2015 y más’, una unión de ONGD  dedicadas al seguimiento y análisis de las políticas de cooperación.

¿Qué balance hacéis de estos 15 años de Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)?

Nosotros en la plataforma 2015 venimos publicando un informe anual que incluye un artículo de Economistas Sin Fronteras sobre las tendencias que se han ido dando con respecto al cumplimiento de los ODM. Y no se puede ser optimista. Los objetivos comportan 21 metas medidas por 60 indicadores y el 74 por ciento no se van a cumplir. En África subsahariana la situación es desesperante. En los mejores casos tenemos países que no cumplirán el objetivo de reducir el porcentaje de pobreza a la mitad hasta dentro de 150 o 200 años. Y tenemos países donde la situación es más grave que hace 20 años. Los ODM no han servido de mucho para que las políticas internacionales avancen en materia de justicia, paz y desarrollo. Si analizamos qué ha pasado en estos 15 años, cualquiera puede saber que han sido otros elementos los que han configurado las tendencias.

¿Y en España?

Lamentablemente es un caso de desmantelamiento sistemático de la política de cooperación que no tiene equivalente en ningún otro país donante. Desde 2009 se han reducido más del 80 por ciento de los fondos. Un desmantelamiento, no recortes por causa del ajuste fiscal o de la crisis como pretenden explicar.

¿Qué proponéis desde la Plataforma 2015 y más?

Desde el principio, en la idea de las organizaciones que forman la plataforma hay dos intuiciones muy claras: que los problemas a los que hacen referencia los ODM son esencialmente políticos, y por lo tanto las soluciones tienen que ser eminentemente políticas. Reclamamos que las políticas públicas de cooperación tengan una dimensión presupuestaria suficiente, cifrada simbólicamente en el 0’7 por ciento del PNB, pero exigimos también que se incremente la calidad de esas políticas. Que no se alcance el 0,7 introduciendo gasto militar para supuestas misiones humanitarias o mediante créditos a la exportación que beneficien a las empresas españolas.

¿Cómo serían esas políticas de cooperación de calidad?

El desarrollo no puede ser una tarea a la que nos dediquemos en tiempos de bonanza, cuando nos sobra dinero, o en tiempos de campaña electoral, en los que queramos demostrar que nuestro país es muy solidario. Necesitamos todos, países del sur y del norte, adecuarnos a un modelo de desarrollo que sea sostenible, basado en derechos humanos y en equidad, y que no hipoteque las posibilidades de vida de las generaciones futuras por cuestiones ambientales.

Y el abordaje de eso se tiene que hacer desde todas las políticas. La plataforma ha liderado, en colaboración con investigadores, centros universitarios y organizaciones internacionales, un programa de investigación amplio que cristalizará en un Índice de Coherencia de Políticas para el desarrollo. Ofreceremos a responsables políticos y a ciudadanos de a pie un ranking de países en función de si todas sus políticas son más o menos coherentes con la incorporación de esos principios de desarrollo. Va a ser un ranking muy distinto a los que estamos acostumbrados, en los que más arriban están los que tienen mayor renta per cápita y abajo los que menos.

El panorama no resulta muy alentador. ¿Hay motivos para la esperanza?

Yo he visto cambiar muchas cosas en el poco tiempo que llevo trabajando en esto. Hace 15 años éramos solo las organizaciones sociales las que hablábamos en el ámbito internacional de la gestión de la deuda externa por criterios de desarrollo, que había países que no podían ofrecer escuelas a sus niños o atención sanitaria a sus enfermos porque tenían que pagar un 15, un 20 o un 30 por ciento de su presupuesto público en servicio de la deuda. Ahora eso está en la agenda internacional con la famosa auditoría de la deuda, el análisis de si la deuda es legítima o ilegítima, la conversión de deuda por criterios de desarrollo… Lo mismo con el impuesto a las transacciones financieras. En la Unión Europea hay ya dos propuestas distintas sobre la mesa para tratar de meter impuestos a la libre circulación de capitales.

Entonces, las cosas están cambiando.

Yo soy de los que celebran que haya una creciente corriente de politización de la ciudadanía. Los avances interesantes en la historia de la humanidad han llegado así. Gracias a esa cierta horizontalidad, que se ha abaratado y se ha facilitado por efectos de las tecnologías, se han generado corrientes de movilización. Creo que hay que buscar el hilo conductor de lo que conocemos como la indignación, las primaveras árabes, el movimiento antiglobalización, los foros sociales mundiales . Hay un hilo conductor en clave de politización que va a acabar transformando socialmente las cosas indudablemente para mejor.

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