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Por qué los músicos necesitan de la filosofía

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Daniel Esparza - publicado el 04/03/15
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Para Roger Scruton, la ausencia de reflexión filosófica ha permitido que la escena musical se llene de ideas mediocres

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“Muy pocos compositores”, escribe Roger Scruton, “tienen algún tipo de don filosófico, y muchos menos aún intentan justificar su música en términos filosóficos (…) pero es precisamente la falta de reflexión filosófica la que ha conducido a la invasión de la arena musical por parte de ideas a medio hacer”.

La afirmación de Scruton –eminente filósofo, miembro de la Real Sociedad de Literatura y de la Academia Británica y profesor del Public Policy Center de Washington, DC- puede parecer quizá radical o, cuando menos, inatinente, pero está basada en una comprensión histórica del desarrollo de las artes y el pensamiento; particularmente, de cómo la relación entre ambos, originalmente armoniosa, se ha convertido más bien en una de dominación.

Arnold Schoenberg, padre de la música dodecafónica

Arnold Schoenberg, padre de la música dodecafónica

Explica el autor que, en el pasado, la cultura musical tenía profundas raíces en instituciones como la iglesia, la sala de conciertos y, además, en el hogar. La práctica común de armonía tonal unía lo mismo a autores que a las audiencias alrededor de un lenguaje común, que todos podían compartir y que pertenecía a todos, y el repertorio no era ni forzosamente controversial ni obligatoriamente novedoso.

Ese no es más, afirma Scruton, el mundo en el que vivimos. Nuestra relación con la música es radicalmente distinta hoy día.

No sólo consumimos la música de maneras muy distintas, sino que también la producimos de acuerdo a otros cánones, que no son necesariamente los de compartir un lenguaje común, como es evidente en la deliberada intención del repertorio moderno clásico de evitar la armonía y la melodía.

Esto ha conducido, según Scruton, a la preponderancia del rol de las ideas por sí mismas por encima de la música.

Y, de acuerdo al autor, estas ideas no siempre son buenas. De hecho, la mayoría de las veces son simplemente “filosofía de segunda”. “Sin las bases de las que nos puede proveer una cultura viva de producción musical, la filosofía es la única guía de la que nos podemos servir; y cuando la buena filosofía se ausenta, la mala filosofía entra en escena para llenar el vacío”.

Para leer el artículo completo (en inglés), como ha sido publicado originalmente en “Future Symphony”, haga clic aquí.

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