Yo digo siempre que el Camino Neocatecumenal hace un gran bien en la Iglesia.
Nuestro encuentro de hoy es un envío misionero, en obediencia a cuanto Cristo nos ha pedido: «Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio a toda criatura. Quien crea y se bautice, se salvará» (Mc 16,15-16).
Y estoy particularmente contento de que esta misión vuestra se lleve a cabo gracias a familias cristianas que, reunidas en una comunidad, tienen la misión de dar los signos de la fe que atraen a los hombres a la belleza del Evangelio, según las palabras de Cristo: "Amaos como yo os he amado; de este amor conocerán que sois mis discípulos" (cfr Jn 13,34), y "sed una cosa sola y el mundo creerá"
En varias ocasiones he insistido en la necesidad que la Iglesia tiene de pasar de una pastoral de simple conservación a una pastoral decididamente misionera.
Cuántas veces en la Iglesia tenemos a Jesús dentro y no le dejamos salir, cuántas veces.
Cuántas veces en la Iglesia tenemos a Jesús dentro y no le dejamos salir, cuántas veces.