Los guaraníes quizá jamás hubiesen imaginado que su legendaria hierba llegaría al Medio Oriente.
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La palabra mate – o “mati”- significa “calabaza” en quéchua. Originalmente, se refería a un recipiente que los aborígenes usaban para tomar la infusión más bebida actualmente en Uruguay y Argentina y, en menor escala, en Paraguay, Chile, el sur de Brasil y Bolivia, e incluso en Líbano y Siria.
Antes de la llegada de los europeos a América y del consiguiente proceso colonizador, los guaraníes ya consumían mate. Masticaban la hierba o la bebían con una caña luego de haberla puesto en infusión en un recipiente, precisamente, hecho con una calabaza.
en Siria y Líbano el consumo de mate es también cotidiano: fueron sus mismos ciudadanos los que introdujeron la costumbre del mate tras haber sido inmigrantes en Sudamérica.
Hallada por los europeos a mediados del año 1500, la yerba no fue domesticada sino hasta el siglo XVII por los Jesuitas, quienes iniciaron su cultivo a mayor escala. Si bien al comienzo los sacerdotes rechazaron la costumbre de los indígenas de tomar mate constantemente, después terminaron por adoptarla y se convirtieron en los más grandes difusores de la planta guaraní.
La Compañía de Jesús intensificó la plantación del mate mediante técnicas de cultivo, irrigación y trabajo organizado de los aborígenes en las misiones jesuíticas.
Durante los siglos XVII y la primera mitad del XVIII, la explotación y exportación de la hierba tuvo su más grande apogeo, lo que le ganó el apodo de “oro verde”.
Tras la expulsión de los sacerdotes Jesuitas de las colonias españolas en 1767, la producción en los yerbales decayó. Sin embargo, esto no disminuyó la pasión por el mate, que ya se había vuelto popular. Con el fin de cubrir la demanda en el país, Argentina logró a inicios del siglo XX domesticar de nuevo el “té de los jesuitas”, comenzando así su explotación industrial.
El mate, un gusto mundial.
Actualmente, el país gaucho es el el principal productor de mate en el mundo, seguido por Brasil y Paraguay, y si bien Uruguay y Chile son los principales consumidores del mate en Sudamérica (aparte de Argentina, desde luego), en Siria y Líbano el consumo de mate es también cotidiano: fueron sus mismos ciudadanos los que introdujeron la costumbre del mate tras haber sido inmigrantes en Sudamérica.
Beber la infusión guaraní, conocida como yerbahmahtay en Líbano, tereré en Paraguay y chimarrão en Brasil, es un placer cotidiano que se puede disfrutar frío o caliente. Según la tradición, el modo en el que se sirve el mate tiene distintos significados: si se sirve muy caliente, implica arder de amor; servirlo hirviendo sugiere odio, y si se sirve frío sugiere desprecio; mientras que un mate dulce indica amistad.
Llamada originalmente “CaáMate” (YerbaMate) por los guaraníes, la bebida parece ser algo más que una infusión, y por el entusiasmo de sus bebedores, nos preguntamos si es cierto lo que decían los guaraníes originalmente: que es una planta mágica.