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“Bebés con tres padres”, fecundaciones que cuestan millones de vidas

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SIAME - publicado el 09/03/15
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Se emplean estímulos eléctricos o químicos, que pueden producir mutaciones, y al estar el ADN al desnudo se corren serios riesgos

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El mes pasado la Cámara de los Comunes del Parlamento Británico aprobó una propuesta de ley de corte científico, misma que ya fue aprobada por la Cámara de los Lores, por lo que entrará pronto en fase de experimentación; esta propuesta es conocida como “bebés con tres padres”, pues se utilizará el ADN de tres personas en el proceso de procreación.

La medida parlamentaria fue celebrada por científicos de todo el mundo bajo el argumento de que representa un avance excepcional en la línea médica que pone de relieve la capacidad cognitiva del ser humano para ir desvelando los secretos de la naturaleza en favor de la especie humana.

Sin embargo, muy poco se ha hablado de las consecuencias de esta forma de ingeniería genética, por lo que la especialista en genética humana Pilar Calva Mercado habla para Desde la fe sobre lo que representa éticamente esta forma de fertilización extracorpórea y los peligros que podría ocasionar.
 
Calva Mercado, quien además cuenta con una especialidad en citogenética, señaló que para entender el problema es necesario saber en qué consiste esta forma de manipulación genética que combina la técnica de fertilización in vitro y la clonación, métodos que contravienen la concepción natural, que se da a partir de la donación esponsal de un hombre y una mujer que se entregan en cuerpo y alma en una relación sexual, originando que un óvulo sea fecundado por un espermatozoide, con lo que cada uno aporta la mitad del material de herencia o de ácido desoxirribonucleico, mejor conocido como ADN.
 
Explicó que la fecundación in vitro da como resultado los llamados “bebés de probeta”, que se forman a partir de que miles de espermatozoides de un hombre son depositados en un plato de laboratorio, donde también son colocados los óvulos de su pareja, a la que se le sobre estimuló con medicamentos para que su organismo liberara varios.

La posibilidad de que todos estos óvulos sean fecundados es muy alta, con lo cual se forman ocho o diez embriones comúnmente, que después son transferidos al útero de la madre; sin embargo, se trata de un proceso cuya tasa de efectividad es muy baja, por lo que en los múltiples intentos se matan muchas vidas.

Para la clonación, se utiliza un óvulo o un embrión ―en este caso implica un problema ético mayor―, a los que se les quita el núcleo y se deshecha con el fin de transferirle el núcleo de otro embrión creado in vitro que también ha sido enucleado, es decir, despojado de su núcleo; en este caso se destruye la vida de dos seres humanos, del que se toma el material de herencia y del que se toma el cascarón.

“Así, de la combinación entre fecundación in vitro y clonación se obtiene este proceso de reproducción artificial y asexual conocido como “bebés con tres padres”, dijo.
 
Esta tercera técnica, “bebés con tres padres”, expresó, consiste en unir un óvulo y un espermatozoide de una pareja que desea tener un hijo; en la esposa se ha descubierto que el ADN que se encuentra en el citoplasma del óvulo –es decir, fuera del núcleo–, presenta algún problema, para lo que se toma el óvulo de otra mujer que tiene esta parte sana, cuyo núcleo se deshecha a fin de transferirle el del embrión creado anteriormente.

Así, el material de herencia del interior del núcleo proviene de quienes fungirán como los padres, y el DNA de afuera del núcleo procede de una tercera persona, por lo cual se habla de un ser humano con tres progenitores.

Otra posibilidad es que a otro embrión creado por fertilización in vitro se le quite el núcleo para utilizar únicamente su cascarón (citoplasma), al que transferirían el núcleo de la pareja interesada en tener el hijo, lo cual sería peor porque estarían matando a un embrión para hacer uso de su citoplasma.

 
Explicado esto, la especialista en bioética comentó que tanto para la fecundación in vitro como para la extracción del material de herencia de un óvulo, o de un embrión al que se destruye para usar su citoplasma –que tiene una función de protección–, se emplean estímulos eléctricos o químicos, y al estar el ADN al desnudo se corren serios riesgos, ya que tanto la electricidad como los agentes químicos son mutagénicos y pueden producir mutaciones.

“Esa es la razón por la que la oveja Dolly envejeció prematuramente y 276 de las ovejas que se fabricaron al mismo tiempo que ella no llegaron a nacer porque estaban malformadas; los problemas que traería esta técnica de fertilización extracorpórea llamada “bebés con tres padres” no se podrán saber hasta que se hayan hecho el experimento, pero prevemos que puede tener graves resultados”, dijo.
 
En cuanto al hecho de que los legisladores británicos hayan aprobado esta forma de ingeniería genética, Calva Mercado –quien fuera alumna del genetista francés Jerome Lejeune, descubridor del origen del síndrome de Down– señaló que generalmente son los países anglosajones, como Inglaterra, Estados Unidos y Bélgica, los que, a través de sus parlamentos, comienzan con algún atropello a la vida, al matrimonio o a la familia, abriendo la posibilidad de que estas medidas se extiendan a países que tienen un modelo de derecho similar.

“Sin embargo, en países como es España, Italia y la mayoría de los latinoamericanos existen normas sustentadas en el derecho romano, cuya base es la ley natural, ius naturalismo; es decir, que la condición para que se apruebe una ley es que se sustente en nuestra naturaleza como seres humanos; pero indudablemente el hecho de que se apruebe algo en un país abre la puerta a que todo el mundo lo adopte.
 
Comentó que desafortunadamente lo que se llama hoy bioética ha introducido un relativismo ético; es decir, que existen diversas manera de tener valores centrales; por ejemplo, la visión cientificista plantea que todo aquello que es un avance científico es indiscutiblemente bueno para los seres humanos, cuando la realidad nos dice que si bien la energía nuclear tiene excelentes utilidades, ésta también puede usarse para ocasionar desastres.

Por otro lado está la corriente personalista, que avala un avance científico si representa un bien para la persona y se asegura la dignidad de todos.

“En este caso, siempre que la vida de un ser humano se forme en un laboratorio, entramos en la lógica de la producción y el ser humano es cosificado; cuando los padres de un nuevo ser se han sometido a una fertilización in vitro, es probable que queden otros de sus hijos en un congelador, que podrían ser utilizados para investigar, para venderlos o darlos a alguien con problemas de fertilidad, etcétera.

Los avances científicos deben ser permitidos en la medida en que respeten la vida de todo ser humano, sin importar si es pequeño o grande, si su cuerpo es de una sola célula o es de billones, o si se encuentra en el cuerpo de su mamá o en un frío laboratorio”, finalizó.
 
 
Artículo originalmente publicado por SIAME
 

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