Homilía hoy en Casa Santa Marta
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Que la gracia que trae consigo la Semana Santa ayude a los cristianos a aceptar la ayuda que Dios les da, y también la forma en que se lo da, sin críticas ni objeciones. Lo dijo el Papa Francisco al explicar las lecturas del día en la homilía en Casa Santa Marta.
“Caprichos espirituales” ante Dios, que de mil maneras ofrece la salvación. Sólo porque somos gente que no sabe aceptar “el estilo divino” y nos entristecemos, caemos en la “murmuración”. Es un error que hoy cometen muchos cristianos, tal y como la Biblia cuenta que cayeron un tiempo los hebreos salvados de la esclavitud.
El Papa Francisco parte del episodio del Libro de los Números, cuando los hebreos se rebelan contra las dificultades en el desierto, contra el alimento “ligero” del maná, y empiezan – dice el Papa – “a hablar mal de Dios” y muchos acaban mordidos y muertos por serpientes venenosas.
Sólo la oración de Moisés, que intercede por ellos y alza un bastón con una serpiente – símbolo de la Cruz sobre la que será colgado Cristo – será para quien lo mire salvación del veneno.
“También entre nosotros los cristianos, cuántos, cuántos encontramos, incluso nosotros, envenenados por este descontento de la vida. Sí, de verdad, Dios es bueno, cristianos sí, pero…. Cristianos sí, pero… que no acaban de abrir el corazón a la salvación de Dios, siempre piden condiciones. ‘Sí, pero así’. ‘Sí, sí, sí, yo quiero ser salvado, pero por este camino’… Así el corazón se envenena”.
También nosotros, prosigue Francisco, “muchas veces decimos que nos da náuseas el estilo divino. No aceptar el don de Dios con su estilo: esto es el pecado – subraya el Papa – ese es el veneno. Lo que te envenena el alma, te quita la alegría, no te deja seguir”. Y Jesús, afirma, resuelve este pecado subiendo al Calvario.
“Él toma sobre sí el veneno, el pecado, y es elevado. Esta tibieza del alma, este ser cristianos a medias, ‘cristianos sí, pero…’. Este entusiasmo al inicio en el camino del Señor, para después estar descontentos, sólo se cura mirando a la cruz, mirando a Dios que asume nuestros pecados: mi pecado está allí”.
Cuántos cristianos – concluye Francisco – hoy “mueren en el desierto de su tristeza, de su murmuración, de su no querer el estilo de Dios”.
“Miremos a la serpiente, al veneno, allí, en el cuerpo de Cristo, el veneno de todos los pecados del mundo, y pidamos la gracia de aceptar los momentos difíciles. Aceptar el estilo divino de la salvación, aceptar este alimento tan ligero del cual se lamentaban los hebreos, aceptar las cosas… Aceptar los caminos por los que el Señor me lleva. Que esta Semana Santa – que empieza el domingo – nos ayude a salir de esta tentación de ser ‘cristianos sí, pero…’”.