Un acercamiento a los que utilizan su don para transmitir el Evangelio
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La mayoría de cantautores católicos tiene su trabajo fuera de la música, puesto que, según ellos, vivir de esto no es tarea fácil. Aunque eso no es lo que más les importa, porque tienen claro que son un instrumento al servicio de la Iglesia. Así, la mayoría ofrece sus discos pidiendo solo la voluntad, otros le ponen precio, pero todos lo hacen con un objetivo: destinarlo a la beneficencia. Estos días, la música católica está de fiesta. Un sacerdote se ha convertido en concursante de La Voz, el exitoso programa musical de Telecinco.
Sus hermanos cantantes no dudan en apoyarle, ya que se trata de una nueva voz de la Iglesia en la sociedad. Damián tiene ahora la oportunidad de aprovechar la música, siempre presente en la Iglesia, para llegar a más gente.
Migueli es uno de los más reconocidos cantautores católicos a nivel internacional. De hecho, fue invitado a cantar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Río de Janeiro. “Para mí es un privilegio enorme haber podido aportar mi fe, mi entusiasmo, mi cariño a la Iglesia y a los jóvenes”, apunta.
Pese a que su fama cruza las fronteras de nuestro país, él no vive gracias a la música: “Lo hago solamente por el servicio de ayuda que presto. Soy profesor, doy cursos y acompaño a personas. La música no es una profesión que eligiera, pero me he mantenido en ella porque ayudo a la gente y he querido ser fiel a ellos”.
Nico Montero fue, junto a Migueli, el cantautor que representó a nuestro país en el himno de la JMJ de Río. Pero no pudo asistir a cantarla en directo en la playa de Copacabana, por lo que espera poder cantar delante de Francisco algún día, porque “tengo gran devoción por él. Hacía falta un pontífice así”.
Nico Montero es director del Instituto Fernando Aguilar de Cádiz y nunca ha tenido como objetivo vivir de su vocación de transmitir el Evangelio gracias a los acordes que salen de su guitarra: “Tenemos amigos en Sudamérica que sí viven de crear música católica, porque allí se hacen conciertos multitudinarios, pero en Europa no hay esa tradición”. Aunque también es verdad que estos cantautores sudamericanos no tienen caché y solo piden la voluntad, pero “si nosotros cobráramos por actuar, apenas nos llamarían, porque no hay tradición de pagar. Es más, si alguno de nosotros pensara en dedicarse solo a la música, lo pasaría mal, porque hoy los músicos en general están malviviendo, a no ser que seas David Bisbal”, explica.
La vocación musical no es solo cosa de laicos. Toño Casado, párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar, en el madrileño barrio de Salamanca, lleva toda una vida componiendo con la mirada puesta en Jesús. Él no se considera una gran voz, aunque sí un buen compositor. Además, el P. Toño ha creado un musical cuyo leitmotiv es Jesús. 33, el musical, como lo ha llamado, ya se presentó en las Navidades de 2013 ante 4.000 personas en forma de concierto.
La canción católica es un mundo dominado por hombres, en el que algunas mujeres también han sabido hacerse un hueco. Es el caso de Maite López, que llegó a la música por auténtica vocación. Esta necesidad de transmitir el Evangelio a través de la música le ha llevado a crear su nuevo disco: Teresa, alma de fuego, que vio la luz a finales del pasado año y que homenajea a santa Teresa de Jesús en el V Centenario de su nacimiento.
Luis Guitarra es uno de los cantautores católicos que más conciertos ofrece por toda la geografía española. Pese a que su voz recorre miles de kilómetros cada año, tampoco vive gracias a la música. Y es que él no pone precio a su trabajo. “En mi primer disco –Como tú, como yo– recogía historias de marginación; por eso, creí que no era ético ganar dinero de este dolor”, explica Guitarra.
El titulo del primer disco de Luis Guitarra da hoy nombre a su fundación, que ayuda a miles de personas tanto dentro como fuera de nuestro país.
No solo cantautores forman parte del panorama musical católico. También hay grupos reconocidos que llevan en sus melodías la Buena Nueva. Brotes de Olivo es una de las formaciones con más solera. Y es que el matrimonio formado por Rosa Escala y Vicente Morales lleva desde 1971 cantando por todo el país.
Su vocación musical se ha ido transmitiendo de generación en generación y hoy el grupo lo forman padres, hijos y nietos.
Evangelización con acordes
El papa Francisco no se ha cansado durante su primer año de papado de repetir que la persona debe ser el centro de todo. Así, ha animado a la Iglesia a salir a la calle y eso es básicamente lo que hacen los cantautores católicos. De hecho, Migueli saca estos días su nuevo disco, Un agujero con mil colores, en el que aparecen canciones “muy en contacto con el papado de Francisco y con el momento de esperanza tan bonito que tenemos en la Iglesia”.
Tras 23 años en el mundo de la música y 11 discos en el mercado, Nico Montero sigue teniendo claro que llegar a un público cada vez más secularizado es posible. “Se me acerca gente después de los conciertos que me dice: ‘No creo, pero me pones los pelos de punta’”. A él se le hace muy sencillo evangelizar a través de su música, porque canta lo que siente. No obstante, advierte que “es necesario que los músicos católicos estén bien formados, tanto musical como teológicamente para poder acertar en el mensaje”.
Maite López explica que evangelizar para ella es compartir su fe cantando, no intentar convencer a quienes la escuchan. “Evangelizo compartiendo lo que soy. Dios me ha dado el don de componer y cantar, y eso, en el fondo, es compartir lo que tienes. Yo vivo mi fe de esta manera y lo cuento cantando”, indicó.
Luis Guitarra también cree firmemente que es posible seducir a un público secularizado, porque “compartimos experiencias auténticas. Mis canciones no buscan directamente evangelizar, pero lo consiguen de forma indirecta. Mi música invita a profundizar; no cita a Dios, pero el que mira hacia dentro claro que lo va a escuchar”, asevera.
Artículo originalmente publicado por Vida Nueva