El Papa podría usar sus talentos de diplomático con China en un momento de poco diálogo con el régimen comunista y de presión sobre los católicos
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Como es habitual, antes de la audiencia general el Papa Francisco saludó el miércoles pasado a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro. Pero en medio de los gritos y de la multitud, el Papa se detuvo a saludar esta vez a un pequeño grupo de peregrinos chinos.
Más que un simple encuentro, esta anécdota podría simbolizar por sí misma la orientacíon diplomática escogida por el Papa Francisco.
Reactivar el diálogo
Tras haber reactivado el diálogo entre Cuba y los Estados Unidos, el Papa podría ahora concentrar todo su espíritu de reconciliación en China.
El pasado mes de agosto, el Papa ya apeló a “ir el día de mañana” a este país de unos mil millones y medio de habitantes con el que el Vaticano no tiene relaciones diplomáticas desde hace 63 años.
Pero numerosos puntos de desacuerdo complican todavía la emergencia de un diálogo, entre ellos la cuestión del nombramiento de obispos, que, según el Vaticano, es prerrogativa exclusiva del Papa. Sin embargo, el gobierno chino prefiere establecer una “teología cristiana” compatible con la “cultura china” y el “socialismo”.
100 millones de católicos
El partido comunista chino (PCC) teme de hecho la emergencia de contrapoderes que pueden amenazar el orden establecido.
La Iglesia católica china no es una excepción a la regla: si las estadísticas oficiales muestran 23 millones de practicantes en China, los especialistas independientes calculan que ascienden a 100 millones, lo que representaría ya netamente más de los 85 millones de miembros del PCC.
Por otra parte, se asiste desde 2014 a una verdadera campaña anticristiana en la provincia de Zhejiang, donde el gobierno local ha hecho abatir más de 400 cruces de edificios religiosos, haciendo más urgente todavía la apertura de un diálogo.
Muchos puntos que podrían atraer la atención del Papa Francisco y llevarlo a actuar estos próximos meses.
El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado en la Santa Sede, brazo derecho del papa y eminente diplomátic,o ha confirmado por otra parte que hay un “contacto permanente” y una “voluntad de diálogo” con los representantes chinos, “un diálogo que tiene su propio ritmo, pero que esperamos pueda aportar resultados”, añadió, lo cual hace ver más que probable una próxima acción diplomática por el Papa Francisco, una vez terminado su viaje por América.