El Pontífice denuncia las pensiones míseras, los bajos salarios y el descarte de una economía inclemente con los jóvenes, los niños y los ancianos
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“Una señora que trabaja por 11 horas al día por pocos euros me contó que trabajaba en negro, pobrecita, luego le dijeron: -Sí no le gusta, mire detrás de usted, cuánta gente espera este puesto-”, dijo el Papa Francisco en un ejemplo que ya había presentado, pero muy actual para recibir este sábado 23 de mayo en audiencia a la Asociación Cristiana de Trabajadores Italianos, ACLI, en ocasión de los 70 años de su fundación.
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— Ary Waldir Ramos (@Arywaldir)
Mayo 23, 2015
La voz de Francisco tronó contra una economía que obliga a muchas mujeres a “un trabajo indigno”. “El dios dinero está gobernando, la cultura del descarte avanza” y también “descarta niños, ancianos y jóvenes”. Luego alertó improvisando que hoy es suficiente tener un hijo, enfermar, o perder el trabajo para que la pobreza toque a la puerta de las personas.
Por esto, remarcó que no se puede permitir el aumento de las desigualdades. “Debemos proponer alternativas equitativas y solidarias”. En el mundo global no cambian los problemas sino su “dimensión y su urgencia”, especialmente inéditas – “la amplitud y la velocidad de reproducir las desigualdades”, añadió Francisco.
#PapaFrancisco encuentra en el aula Pablo VI los sindicatos católicos, @Acli_nazionali pic.twitter.com/pwltqwSamU
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Mayo 23, 2015
De esta manera, advirtió de la extensión de la precariedad laboral, el trabajo irregular (en negro – sin contrato) y “el chantaje mafioso” que se hace a los jóvenes. “La falta de trabajo quita dignidad, impide la plenitud de la vida humana y exige una respuesta inmediata y vigorosa”.
El Pontífice sostuvo la importancia de la organización y la asociación de los trabajadores para luchar contra la pobreza, que en la economía global toca el empobrecimiento de las clases medias. Y en este sentido, pidió de encontrar soluciones de “inspiración cristiana” y cercanas a “la dimensión popular”.
El Papa invitó a las Asociaciones de trabajadores cristianos a perseguir “un sueño que vuele alto” para que el trabajo “libre, creativo, participativo y solidario” termine con el menosprecio de la dignidad de las personas.
En su discurso el Papa Francisco ha relacionado la inspiración cristiana a la concreta solución de los problemas laborales y sociales, además desde la enseñanza y la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia.
PapaFrancisco:“Señora le ofrecen trabajo en negro, luego: “sí no le gusta, mire detrás, cuánta gente"@Acli_nazionali pic.twitter.com/4SNYwOu6yk
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Mayo 23, 2015
Precisamente, la Iglesia apoya los sindicatos en su labor de mejorar la sociedad. Ya Benedicto XVI en enero de 2009 recibiendo a la Confederación Italiana Sindical de Trabajadores (CISL) indicó que la Iglesia aprecia el papel “fundamental de los sindicatos. “El mundo necesita personas que se dediquen con desinterés a la causa del trabajo respetando plenamente la dignidad humana y el bien común”.