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El pasado 30 de abril terminó una exitosa ronda de actuaciones realizadas por un grupo de 130 niños y adolescentes, provenientes de barrrios marginales de El Savador que forman parte de la Orquesta Sinfónica Juvenil Don Bosco. Son muchachos nacidos y criados en Ciudad Credisa, una zona de extrema violencia en San Salvador que han logrado sobrevivir a la pobreza y el crimen que rodea la capital del país centroamericano.
Los cientos de personas, muchos de ellos salvadoreños, que llenaron la Sala de Conciertos del Kennedy Center de Washington, en el primero de los conciertos que ofreció la Orquesta y Coro Polígono Don Bosco, se deleitaron con las melodias que interpretaron. Canciones populares como El Carbonero, de Francisco Pancho Lara; Carnaval de Celia Cruz y un popurri de Pérez Prado, junto a piezas clásicas como el Hallelujah de Handel y Lacrimosa de Mozar, fueron parte del variado repertorio.
También tuvieron presentaciones en la Iglesia Sagrado Corazón de Jesús, en la Columbia Heights Educational Foundation y en el Banco Mundial. Y aprovechando el tiempo al máximo, visitaron la Casa Blanca, los museos de la Institución Smithsonian y algunos otros lugares de interés en la capital estadounidense.
"Venimos de zonas de alto riesgo, con gran presencia de maras (grupos pandilleros) en el gran Salvador y el cambio ha sido extraordinario. Queremos subrayar el poder de la cultura para imponerse a la violencia", explicó en la sede central del Banco Mundial (BM), impulsor del proyecto, el salesiano español José María Moratalla Escudero, mejor conocido como el “padre Pepe”, Prresidente de la Fundación Salvadoreña Educación y Trabajo (Fundación EDYTRA) y mentor de estos jóvenes.
Dennis Reyes de apenas 11 años de edad y violinista de la orquesta se mostró muy feliz y dijo que: “es una bención ser parte del proyecto ya que le ha abierto muchas puertas”. Además reconoció la importancia de este tipo de programas porque la situación en el Salvador “está bien peligrosa, con muchas maras” dijo a la prensa.
El Salvador es uno de los países más violentos de Centroamérica, después de Honduras y Guatemala, con un promedio diario de homicidios que entre los años 2013 al 2014, se elevó de 6 a 10 por cada 100,000 habitantes . Cabe señalar que actualmente alrededor de un tercio de la población se encuentra fuera del país.
"Esto significa una desintegración familiar tremenda", señaló el "padre Pepe", que lleva ya tres décadas como misionero salesiano en el país centroamericano y mencionó que muchos de los niños en El Salvador tienen alguno de sus padres fuera del país, porque se han ido en busca de trabajo y oportunidades.
Por su parte, Humberto López, director del Banco Mundial para Centroamérica, en conversaciones con la agencia Efe explicó que el programa surgió para "ofrecer espacios y actividades a los chicos fuera de las horas lectivas para ayudar a prevenir el crimen y la violencia". En la región centroamericana, especialmente en el "Triángulo Norte" que incluye a El Salvador, Honduras y Guatemala y donde los problemas de violencia y falta de oportunidades para los jóvenes son más acuciantes, el BM tiene una cartera de proyectos de 1,000 millones de dólares con un enfoque regional.