Ante la mirada de una veintena de personas que no intervinieron, Lamjed recibió un golpe en el pecho y otro en el hombro
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Ocurrió hace unos días en Marsella (Francia). Lamjed Chakroune, un tunecino de 26 años, vio que dos personas se dirigían a una joven con la que suele coincidir en el autobús.
Le pedían tabaco o cannabis y cada vez se mostraban más insistentes con su víctima hasta que uno de los agresores habló de “cortar a la joven con una navaja” y decidió intervenir.
Empujó, sin herirlo, a uno de los asaltantes, que cayó al suelo. Entonces, los agresores sacaron navajas de sus bolsas y atacaron al joven, que intentó escapar y se defendió con una silla.
Lamjed recibió un golpe en el pecho y otro en el hombro, “todo ello ante la mirada de una veintena de personas que no intervinieron”, constata amargamente.
El joven héroe fue trasladado al hospital de La Timone en estado crítico. “Mi familia, especialmente en Túnez, me regañó por correr tantos riesgos, y la joven a la que defendí se disculpó, pero ella no tenía por qué hacerlo y yo no me arrepiento de nada. Me hubiera sentido culpable si no hubiera reaccionado…”.
Yves Moraine, el alcalde de los distritos 6º y 8º de la ciudad, está intentando que el joven obtenga la medalla de honor y ha pedido al alcalde de Marsella, Jean-Claude Gaudin, que esto se haga lo antes posible.
Un equipo de la brigada contra el crimen detuvo a dos individuos sospechosos de ser los autores de la agresión. Los dos, marroquíes, afirman haber llegado a Francia hace una semana, a través de España. Aunque niegan la agresión, han sido encarcelados y se ha abierto una investigación judicial.
Para justificar la presencia, entre sus efectos personales, de dos grandes cuchillos, explicaron que se debe a que Marsella es una ciudad peligrosa.