Ocupan el tercer lugar dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica
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Siempre harán falta pastores santos y comprometidos para nuestro pueblo de Dios, señala el director de la Comisión para la Formación del Diaconado Permanente
Hace 27 años, el entonces arzobispo de México, cardenal Ernesto Corripio Ahumada, tuvo la visión de instaurar en la Iglesia capitalina el Diaconado Permanente, ministerio que ha sido alentado y continuado con gran entusiasmo por su sucesor el cardenal Norberto Rivera Carrera.
Los frutos de estos años son primordialmente el ejercicio pleno del sacramento del Orden, pero también el contar con pastores muy cercanos a las familias y al pueblo de Dios, señala el P. Sergio Román del Real, director de la Comisión para la Formación y Vida del Diaconado Permanente de la Arquidiócesis de México.
Desde entonces se han ordenado alrededor de 200 diáconos; algunos han muerto, otros son eméritos y otros más se han ido a otras diócesis con el debido permiso. En la actualidad hay 165 diáconos permanentes activos, más los seis que fueron ordenados este sábado, en las ocho Vicarías Episcopales y en la Basílica de Guadalupe, siendo la Arquidiócesis de México la segunda circunscripción eclesiástica con más diáconos, después de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas.
Son hombres que ocupan el tercer lugar dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica, después del Obispo y el Presbítero, además de que participan del triple oficio de Cristo: santificar, enseñar y guiar. “Actúan en la persona de Cristo siervo”, explica el P. Román del Real.
Al hablar sobre la importancia del Diaconado Permanente, explicó que no se trata de solventar un problema por la escasez de sacerdotes y tampoco suplir su figura, sino de ejercer su propio ministerio de atención a la caridad de la Iglesia.
Esto –dijo– cobra especial importancia en las diócesis con feligreses indígenas o migrantes que hablan otro idioma, porque la Iglesia los invita a estar presentes en las nuevas fronteras de la evangelización.
Al describir la figura del diacono expresó que es un hombre llamado de su comunidad para servir a esa comunidad, y debe estar activo en los ministerios de la Iglesia. Si es casado, debe vivir un Matrimonio estable, pero sobre todo debe tener el espíritu de servicio, el deseo de ayudar a los más necesitados,
–¿Cuáles son los requisitos que deben tener los aspirantes?
–Si son casados, deben tener en el momento de la ordenación mínimo 15 años de Matrimonio eclesiástico y contar con el acuerdo de su esposa y de sus hijos. El párroco o rector deberá recomendarlos y comprometerse a acompañarlos durante su formación. Deberán tener un apostolado actual en su parroquia y haberlo ejercido por lo menos durante los cinco años anteriores. Deben haber terminado, por lo menos, la preparatoria o su equivalente. Tener un trabajo estable y seguridad social. Contar con buena salud física y mental. Ser mayores de 35 años y menores de 56 años. Deben tener el tiempo necesario para cursar sus estudios preparatorios al diaconado y para ejercer su ministerio una vez ordenados, sin descuidar su vida familiar y laboral.
–¿Cómo deben formarse?
–Una vez aceptados, los candidatos inician su formación académica que durará cuatro años. En la Arquidiócesis de México la formación está a cargo de la Comisión del Diaconado Permanente, que a través de la Universidad Católica Lumen Gentium y del Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos brinda a los candidatos una preparación educativa que se complementa con talleres de Pastoral Social y de Liturgia.
–Una vez que reciben la ordenación, ¿cuáles son sus funciones?
–En la Arquidiócesis de México se les asigna a una parroquia en la que colaboran con el párroco en la atención pastoral de su comunidad. Todavía el ministerio litúrgico ocupa la mayor parte de las preocupaciones de los diáconos, pero poco a poco algunos de ellos se comprometen más en el ministerio de la caridad o en el servicio a la Iglesia dentro de su profesión civil.
El Arzobispo de México, Card. Rivera Carrera, ha confiado a diáconos la dirección de algunos institutos de formación, la colaboración en Fratesa y en la misma Comisión del Diaconado Permanente. En las Vicarías Episcopales cada vez es más frecuente ver a diáconos como abogados, contadores o encargados de la Pastoral Social. La Iglesia pide a éstos que ejerzan su ministerio sobre todo a nivel familiar, como testimonio cristiano, a nivel laboral y a nivel social.
–¿Necesita la Arquidiócesis de más diáconos permanentes?
–Creemos que es el Espíritu Santo el que convoca y da su lugar a cada bautizado en el Cuerpo Místico de Cristo. Ciertamente oramos para que haya más vocaciones al diaconado, ya que siempre harán falta pastores santos y comprometidos para nuestro pueblo de Dios.
–¿Qué mensaje envía a los fieles para que se interesen en prestar este servicio a la Iglesia?
–Que acepten este nuevo ministerio dentro de la Iglesia y vean a los diáconos como personas que actúan en la persona de Cristo Diácono.
Informes para los aspirantes en la Comisión del Diaconado Permanente de la Arquidiócesis de México, en Durango 90, Col. Roma. Teléfono: 5208-3200.
Artículo originalmente publicado por SIAME