Pide perdón a los pueblos originarios por los abusos cometidos en nombre de Dios, pero recuerda a los miles que dieron la vida por ellos
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“Digamos NO a las viejas y nuevas formas de colonialismo. Digamos SÍ al encuentro entre pueblos y culturas. Felices los que trabajan por la paz”. Con estas contundentes palabras dirigió el Papa Francisco una advertencia a América Latina, para no “dejarse colonizar de nuevo”.
Ese nuevo colonialismo “adopta diversas fachadas; a veces, es el poder anónimo del ídolo dinero: corporaciones, prestamistas, algunos tratados denominados ‘de libre comercio’ y la imposición de medidas de ‘austeridad’ que siempre ajustan el cinturón de los trabajadores y de los pobres”.
“Ningún poder fáctico o constituido tiene derecho a privar a los países pobres del pleno ejercicio de su soberanía y, cuando lo hacen, vemos nuevas formas de colonialismo que afectan seriamente las posibilidades de paz y de justicia”, afirmó el Papa, hablando este jueves 9 de julio a los representantes de los Movimientos Populares durante su paso por Bolivia.
Es verdad, afirmó, que “ninguno de los graves problemas de la humanidad se puede resolver sin interacción entre los Estados y los pueblos a nivel internacional”, pero eso “no es sinónimo de imposición, no es subordinación de unos en función de los intereses de otros”.
“El colonialismo, nuevo y viejo, que reduce a los países pobres a meros proveedores de materia prima y trabajo barato, engendra violencia, miseria, migraciones forzadas y todos los males que vienen de la mano… precisamente porque al poner la periferia en función del centro les niega el derecho a un desarrollo integral”.
Perdón a los indígenas
El Papa reconoció “con pesar” que “se han cometido muchos y graves pecados contra los pueblos originarios de América en nombre de Dios”.
“Quiero decirles, quiero ser muy claro, como lo fue san Juan Pablo II: pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América”.
Pero, el Papa también quiso reconocer a los “millares de sacerdotes y Obispos, que se opusieron a la espada con la fuerza de la cruz. Hubo pecado y abundante y por eso pedimos perdón, pero allí donde hubo abundante pecado sobreabundó la gracia a través de esos hombres que defendieron la justicia de esos pueblos originarios”.
El Papa pidió “a creyentes y no creyentes” que se acuerden de “tantos obispos, sacerdotes y laicos” que “en su paso por esta vida dejaron conmovedoras obras de promoción humana, obras de amor, muchas veces junto a los pueblos indígenas o acompañando a los propios movimientos populares incluso hasta el martirio”.
“La Iglesia, sus hijos e hijas, son una parte de la identidad de los pueblos en latinoamericana. Identidad que tanto aquí como en otros países algunos poderes se empeñan en borrar, tal vez porque nuestra fe es revolucionaria, porque nuestra fe desafía la tiranía del ídolo dinero”.
“Hoy vemos con espanto como en Medio Oriente y otros lugares del mundo se persigue, se tortura, se asesina a muchos hermanos nuestros por su fe en Jesús. Eso también debemos denunciarlo: dentro de esta tercera guerra mundial en cuotas que vivimos, hay una especie (fuerzo la palabra) de genocidio en marcha que debe cesar”.
