El Papa se sintió como en casa visitando un humilde barrio de Asunción
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"Gracias, Santo Padre, por este tsunami de alegría y paz que trajiste al Paraguay", afirmaba monseñor Adalberto Martinez Flores, secretario general de la Conferencia Episcopal Paraguaya, al recibir este sábado a Francisco en el encuentro con representantes de la sociedad civil, con el lema "por cultura de la alianza".
De fondo, en el escenario se observaba un hermoso telón de ñandutí, tejido artesanal paraguayo realizado con un solo hilo, con todo el talento de las humildes artesanas del Paraguay, que motivó incluso el elogio del Papa en su discurso, que lo comparó con "el entramado armónico que deseamos pueda existir en las relaciones humanas, aunque por ello no debamos temer el conflicto, tendiendo siempre hacia el deseo de unidad".
Precisamente el lema central de la visita del Papa Francisco al Paraguay es el de Mensajero de Alegría y Paz, siendo transversal en los tres países visitados en todos los mensajes la presentación en un lenguaje claro y sencillo, de la Exhortación Apostólica Evangeliun Gaudium, La Alegría del Evangelio.
Al mismo tiempo, en las calles de Asunción se vivía efectivamente un verdadero tsunami según pudimos observar al trasladarnos hasta la catedral metropolitana, donde el Papa rezaría Vísperas con los consagrados y de allí al Colegio Cristo Rey, donde se reuniría con sus hermanos jesuitas y con más de medio millar de jóvenes que lo recibían en una de las canchas de la institución en una visita sorpresa y fuera de protocolo, como la que realizó igualmente el Pontífice a la Clínica Divina Providencia fundada por el Padre Aldo Trento en la Parroquia de San Rafael, en el barrio Villa Morra de Asunción.
El Papa se sintió como en casa en un humilde barrio de Asunción, junto a niños y ancianos.
"Los niños, jóvenes y ancianos, son los extremos de la sociedad que deben ser especialmente cuidados, no tienen que ser olvidados", afirmaba el Papa Francisco reiteradamente en varias de sus intervenciones públicas.
Esto se hizo efectivamente especial cuando recorrió en la mañana del domingo, último día de su visita al Paraguay, el humilde barrio denominado Bañado Norte, en las cercanías de la ribera del Río Paraguay, comunidad acompañada en la promoción educativa, humana y social por religiosos jesuitas.
Allí se lanzó el proyecto apoyado por el Papa Francisco de Scholas Ocurrentes, consistente en la estrecha colaboración en materia educativa y deportiva con los niños y adolescentes, que en Paraguay cuenta con el apoyo del deportista Roque Santa Cruz, así como en la Argentina de Lionel Messi. Paraguay es el segundo país donde se presenta esta propuesta, que empieza a ser realidad con la presencia del Pontífice.
Al recorrer las estrechas calles del barrio, el Papa se tomó su tiempo para saludar a los niños que le prepararon una canción y al mismo tiempo le mostraban su arte creativo con los dibujos y expresiones de afecto que le habían preparado con tapitas de plástico de bebidas gaseosas que pegaban en las paredes y adornaban el paso del Pontífice.
Al mismo tiempo Francisco saludaba a las ancianas y ancianos que lo esperaban sentados en las calles, siendo invitado para tomar un cocido, o mate con yerba quemada y azúcar, así como a comer mbeyú, una tradicional comida típica paraguaya, a lo que el Papa accedió con gusto, ya que había dicho antes de llegar al Paraguay que extrañaba estas comidas y quería que lo invitasen.
Es que el Papa siendo arzobispo de Buenos Aires ya visitaba a las comunidades paraguayas residentes en la capital porteña, por lo que el paso por el Bañado Norte, quizás haya despertado en su corazón el recuerdo imborrable de aquellos tiempos, desde inicios de la década del 90, hasta que fuera elegido como Sumo Pontífice.
Del Bañado Norte el Papa se trasladaría a Ñu Guazú, para presidir la misa y rezo del Ángelus ante más de un millón de fieles, muchos de ellos provenientes también de la vecina Argentina.