Auténticas joyas de la época virreinal languidecen por falta de ayudas públicas
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México tiene una enorme riqueza histórica en templos y arquitectura religiosa pero, como otras muchas bondades del país, víctimas de la indiferencia gubernamental y del desinterés social por salvaguardarla.
Mucho de culpa la ha tenido la persecución religiosa que motivó la Constitución promulgada en Querétaro, en 1917, y las leyes posteriores que de ella emanaron, en las cuales la Iglesia católica prácticamente no existía.
De hecho, hasta la promulgación de la nueva ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público de 1992, es cuando la Iglesia católica toma una personalidad jurídica y de nueva cuenta toma el control o propiedad de los templos que se construyen después de ese año.
Antes, desde 1521 a 1992, los templos, monumentos, iglesias, capillas, parroquias, conventos, son patrimonio del Estado, por lo que se encarga de ellas, por ejemplo de las históricas, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y las administraciones en turno (si quieren o no quieren).
No se puede seguir así
Sin embargo, ha llegado el momento de alzar la voz. Y por vez primera en las últimas décadas, la Iglesia comienza a hacer un llamado a la iniciativa privada para que apadrine templos históricos construidos en México, sobre todo en la época colonial (1521-1821).
El llamado ha sido encabezado por el sacerdote Alfredo Ramírez Jasso, a cargo de la Pastoral de la Cultura y titular de la Comisión de Arte Sacro para la IV Vicaría “San Miguel Arcángel” de la Arquidiócesis de México, misma que encabeza el arzobispo primado de México, el cardenal y arzobispo Norberto Rivera Carrera.
El punto de mira está puesto -en principio-en 22 templos, la mayor parte de ellos situados en el Centro Histórico de Ciudad de México, que requieren intervenciones urgentes debido al deterioro ocasionado por el paso del tiempo, los fenómenos naturales y la urbanización de una megalópolis en cuya área urbana y conurbada habitan cerca de 22 millones de personas.
Cabe señalar que el Centro Histórico de la Ciudad de México, como los de Morelia, Querétaro, Guanajuato y Zacatecas, ostentan el registro de Patrimonio Cultural de la Humanidad en gran parte, justamente, por la arquitectura religiosa virreinal que los distingue.
Rescatar el pasado
“La intervención a nuestras iglesias no puede esperar más, y por tal motivo, desde la Comisión de Arte Sacro para la Cuarta Vicaría, zona donde se encuentra la mayoría de estos templos, se ha diseñado una propuesta en la que la Iglesia se abre a la intervención de recursos de la iniciativa privada para el mantenimiento de estos espacios”, dijo al semanario “Desde la Fe” el padre Ramírez Jasso.
El método de apertura es del ‘apadrinamiento’ de templos por parte de empresarios, compañías automotrices, instituciones bancarias, televisoras y en general cualquier grupo económico capaz de aportar recursos de forma permanente, pues los cuidados ya no son paliativos, sino estructurales.
El padre Ramírez Jasso ha declarado, también, que se encuentra en trámite una petición ante la Secretaría de Hacienda y Crédito Público mexicana, “a fin de que los ‘padrinos’ queden exentos de impuestos”.
El sacerdote también comentó que el apoyo que ofrezca la iniciativa privada, será visible, ya que en las entradas de los templos que reciban los aportes se colocarán placas con las instituciones o empresas que apadrinen. “Esto serviría para promoción de la propia empresa y de estímulo para otras, que, desde el aspecto sociocultural, dejarían una huella permanente en nuestra patria”, concluyó diciendo el padre Ramírez Jasso.