La esposición es “un claro signo de solidaridad con los cristianos que allí viven, los que quedan”
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Una serie de libros históricos y religiosos de gran valor procedentes de la biblioteca franciscana de Alepo, fueron presentados por primera vez en Jerusalén en la Biblioteca de la Custodia de Tierra Santa.
El padre Pierbattista Pizzaballa OFM, Custodio de Tierra Santa, expresó que la esposición es “un claro signo de solidaridad con los cristianos que allí viven, los que quedan… Es también un signo de esperanza para el futuro, porque hoy estamos asistiendo a un califato que quiere destruir toda nuestra presencia cristiana en Siria e Irak. Hoy queremos mostrar que, a pesar de estas tentativas, nuestras raíces están allí, allí permanecerán, y desde estas raíces aquí expuestas, intentamos recomenzar nuestro futuro en Siria”.
Por su parte el director de la biblioteca de la Custodia de Tierra Santa, padre Lionel Ghoh OFM, señaló que “estos libros fueron traídos aquí hace unos 5 o 6 años por el arqueólogo franciscano, padre Michele Piccirillo. Son solo algunos de los más importantes, entre los centenares de libros que custodiamos en Aleppo”.
“Como saben, añadió el padre Ghoh, los libros en Siria son destruidos, los hemos traído aquí para mostrar a la gente que había libros escritos en muchas lenguas, procedentes de diferentes países, y para demostrar cómo Siria hace un tiempo era un centro de gran intercambio cultural. La gente estaba abierta a las diferentes lenguas y a las diferentes religiones. Esto es lo que intentamos evidenciar en esta exposición.”
Esta exposición ofrece la oportunidad a los visitantes de poder admirar una variedad de libros que tratan los más variados temas, como la música, la religión, las lenguas, historia y tradiciones de los cristianos que quedan en esa zona maltrecha y devastada.
“Frente a un régimen dictatorial, violento que quiere destruir la vida y la cultura de las personas, entendemos la necesidad de salvar esta cultura y por tanto la identidad de los cristianos presentes en Siria”, decía Fabrizio Fossati un voluntario que colabora con la muestra.
Entre las obras expuestas, hay una pieza que destaca y cierra la exposición, se trata de “un manuscrito que se remonta a 1831, que es un manual de conversación. A la izquierda encontramos frases en italiano, frases de uso diario, y al lado encontramos la traducción árabe. De ello se deja intuir la necesidad de comunicación, de intercambio entre culturas diferentes. Este es el mensaje que queremos transmitir a través de nuestra exposición”, explicó otra voluntaria, Francesca Torrisi.
Artículo publicado originalmente por Forum Libertas