Un estudio sobre jóvenes muestra que el consumo habitual de pornografía los vuelve infieles con sus novias
La pornografía no sólo daña a los matrimonios, sino también tiene un fuerte impacto en los adolescentes. Un estudio sobre adolescentes muestra que el consumo habitual de pornografía los vuelve infieles con sus novias. De la misma forma, el uso de la pornografía aumenta la infidelidad matrimonial en más del 300%.
Patrick F. Fagan, director del “Centro de Investigación sobre el Matrimonio y la Religión”, describe los efectos sociales y psicológicos en su estudio “The Effects of Pornography on Individuals, Marriage, Family and Community” (Efectos de la pornografía en el individuo, en el matrimonio, en la familia y en la comunidad).
Los adolescentes que ven pornografía se desorientan durante la fase de desarrollo en la que están aprendiendo a lidiar con su sexualidad y también es cuando son más vulnerables a las incertidumbres de sus creencias sexuales y sus valores morales.
Un estudio mostró que los adolescentes expuestos a altos niveles de pornografía tienen un nivel más bajo de autoestima sexual. Existe también una relación significativa entre ver con frecuencia pornografía y los sentimientos y sensaciones de soledad, incluyendo graves depresiones. El alto consumo de pornografía en la adolescencia puede ser también un factor de importancia en los embarazos adolescentes.
Un estudio realizado en Washington dice que los consumidores de pornografía son menos felices. El estudio advierte del impacto negativo en las relaciones, en la productividad y en la felicidad de los consumidores de pornografía.
El grupo de investigadores multidisciplinar del “The social cost of pornography: A statement of findings and recommendations” (El costo social de la pornografía: estado actual y recomendaciones), publicó los siguientes datos por el Instituto Witherspoon.
1. “Desde el comienzo de la era de Internet, las personas consumen pornografía más que nunca y su contenido se ha vuelto cada vez más gráfico”, afirmó la investigadora del centro Hoover Institution, Mary Eberstadt.
2. “Los que ven pornografía creen que su vida sexual va a ser mejor, pero tienen eyaculación precoz, más disfunciones y problemas para relacionarse”, afirma Mary Anne Layden, coautora y directora del programa de traumas sexuales y psicopatología de la Universidad de Pensilvania.
Según Layden, la exposición en masa a contenidos pornográficos lleva a cambios en las creencias y las actitudes sociales; por ejemplo, el aumento de la insensibilidad en relación con las mujeres, se reduce el apoyo al movimiento de liberación femenina y se pierde la noción de que estos contenidos deben ser restringidos a menores.
Varios estudios, como el “Romantic Partners Use of Pornography; Its significance for Women” del médico A.J. Bridges, señalan que la mujer que sabe que su marido consume pornografía se siente traicionada y no confía en la pareja.
3. Los costos psicológicos a que hacen referencia los autores en situaciones como esta pueden desencadenar otras consecuencias en la pareja, como el divorcio. Según los datos de la Sociedad Americana de Abogados Matrimoniales, que incluye a 1,6 mil profesionales de todo el país, 56% de los 350 casos atendidos en 2003 tenían relación con el interés obsesivo de una de las partes por páginas pornográficas.
4. El consumo continuo de estos productos frecuentemente acaba en alguna patología, señaló Layden. Ella recordó que por primera vez el DSM 5, manual utilizado para hacer diagnósticos psiquiátricos, va a incluir como enfermedades las dependencias de sexo y la pornografía. Según Layden, “un software para bloquear las páginas con contenidos pornográficos en Internet no es suficiente”, ya que los niños tienen a su alcance otras páginas donde pueden encontrar el código para desbloquear el filtro. La investigadora exige a la industria de entretenimiento que deje de “hacer dinero hiriendo niños”.
“La presencia de la pornografía en la vida de muchos muchachos y muchachas adolescentes es mucho más significativa de lo que la mayoría de los adultos piensa”, señaló. Layden lamenta que la pornografía “deforme el desarrollo sexual saludable de los jóvenes”.
Para Eberstadt, es necesario “cambiar lo que socialmente no está visto como algo malo” y entender el tema como algo que afecta a la sociedad en su conjunto.
De esa forma será posible crear un movimiento contra la pornografía.